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COSTA-GAVRAS, LA REBELIÓN DE SU LEGADO

Aquí unos admiradores, unos amigos, unos siervos, unos esclavos. Del cine.
En 'La noche americana', tenían claro el porqué. “No hay nada como el cine: en él puedes
amar, morir y volver a empezar.” Reseteemos entonces.

 

COSTA-GAVRAS, LA REBELIÓN DE SU LEGADO.

El alcalde de Villar del Río salía al balcón del Ayuntamiento y entraba en un bucle en el que
prometía tantas veces que iba a dar explicaciones que al final no explicaba nada. No es el caso
del homenajeado Costa-Gavras.  Su integridad sigue en activo a sus noventa años. Resalta el poder que se ejerce indebidamente. Cuánta falta en estos tiempos agitados de más. No faltan temas que tratar en
una sociedad que está en continua trasformación.

Desde que rodara en 1965 'Compartiment tueurs' junto a su actor fetiche Yves Montand, con
el que incluso tuvo una incursión romántica junto a Romy Scheneider en 'Claire de femme',
ha mantenido un trayectoria comprometida y combativa a través del celuloide, bregando
incluso con la censura, que representa fielmente el espíritu del certamen que le galardona.
Recibe el Giradillo de Honor el Maestro de la Narración Social, al que le marcó de niño el
visionado de la memorable 'Casablanca'.
 “No se puede vivir siempre con un happy end. No creo para                                                          nada en la teoría de que hay que ver una película e irse a la cama tranquilamente”. Su laureado cine cuestiona, no predica.

“No estamos aquí para hacer un discurso sobre la sociedad, sino para buscar un
distanciamiento que nos permita metáforas para contar las realidades. El papel del cine es
buscar otras vidas, y cada director tiene la libertad para hacerlo como lo entienda”.

Porque estamos condenados a repetir historias si el cine deja de recordarlas.
La primera vez que visitó Sevilla fue en los años sesenta, como ayudante de director. En esta
edición, su película 'Z', que ganó el Oscar a Mejor Película Extranjera y el Premio del Jurado
en Cannes, siendo la primera cinta en obtener ambos reconocimientos (cómo nombrar esta
película sin evitar que resuene en nuestras cabezas la banda sonora que compuso desde la
cárcel Mikis Theodorakis), se proyecta dentro de la sección del Festival que aborda la relación
entre cine y geopolítica.

“Para mí el cine es el espectáculo más noble. Soy más de contar de manera franca que de
denunciar. A través de esa narración estás estableciendo una relación personal con el
espectador.
Hay miles de personas que acuden al cine a ver la misma película, no vas a
hacerles un discurso político”.

 

Costa-Gavras

 

Este enemigo de verdades absolutas publicó sus memorias, 'Ve a donde sea posible llegar',
donde cuenta, entre otras muchas cosas como ya se figuraban, que rechazó adaptar 'El
Padrino'. “Me gusta ver muchísimas películas. A mi generación la ha formado el ver
muchísimas películas americanas”. 
Jack Lemmon aceptó rodar con él sin leer el guion de 'Desaparecido'. Cuesta imaginarse que Costa-Gavras tuviera que convencer al estudio para que el actor protagonizara este thriller político. “¿Lemmon? ¡Pero si es un actor de comedias!”.

Rechazar filmar en Hollywood no le impidió influenciar también a directores como Oliver Stone
o Sydney Pollack. Esa reflexión moral que es 'Amen' y las películas que hemos citado
anteriormente, resumen a la perfección la capacidad de disección de Costa- Gavras para hacer
del thriller un elemento de discusión.

Un hombre libre, como diría Rossellini, que define el presidir la Cinémathèque Française como
“un acto político y un gran placer personal” y reitera los formidables cineastas que existen
ahora en Europa.

En su última película hasta la fecha, 'El último suspiro', trabajó con una de nuestras mejores
actrices, Ángela Molina, ahondando en el tema de los cuidados paliativos. “Los intérpretes son
auténticos colaboradores. Son los que llevan la historia al público. Siempre he intentado con
ellos que hicieron lo contario a lo que estaban habituados”.

Hoy se celebra las más de seis décadas de una lucidez repleta de conciencia y compromiso que
derivó en un cine quebrantador de fronteras. Todos somos contingentes, pero, Costa-Gavras, tú siempre fuiste necesario. Lo eres.