Nino Martinez Sosa

‘’Liborio es una pregunta, no una respuesta’’

Con su hija de 6 meses en brazos, el director de Liborio, Nino Martínez (Santo Domingo, 1976), charla de su recién estrenada película y ahonda en cuestiones como el espiritualismo y la religión. El Festival de Cine de Sevilla es la primera plataforma española que da cabida a este filme Latinoamericano, en su sección Las Nuevas Olas.   

Liborio es el primer largometraje con el que te estrenas como director, pero ya habías sido editor, guionista y productor entre otras cosas. ¿Qué es lo más satisfactorio que te ha aportado tener este papel en tu primer film?

Son muchas cosas. El camino hacia la dirección me ha llevado años y también, numerosos encuentros y desencuentros con el cine. No sabría destacar algo en concreto, pero la satisfacción de llegar a lograr lo que uno se propone es ‘’la cosa’’. Plantearse un objetivo y empezar a caminar hacia él para poder compartirlo cuando ya sea algo tangible. Piensa que empecé el proyecto de Liborio en 2012.

¿Te refieres a que empezaste a documentarte en 2012?

Exactamente. Por un lado, la documentación de lo que había escrito para el personaje y el movimiento, y, por otro lado, que fue a lo que le di más importancia, la documentación vivencial: llegar a las comunidades que creen en Liborio, beber de esa fuente de la oralidad, participar en sus rituales, festejar, emborracharme y dormir con ellos, hasta hacer mis necesidades en sus letrinas (risas).

¿Qué es exactamente Liborio: un Mesías, un guia espiritual, un chamán?

Liborio es lo que tú quieres que sea (risas). Liborio es muchas cosas. A mí me gusta hacer el chiste de que este personaje es como si agarraras a Jesucristo, Che Guevara y Bob Marley y los metieras en una coctelera. Bajo mi punto de vista, Liborio era un loco, un chamán, un Mesías, Dios, un santo, un profeta etc.

Me has comentado antes que parte de este proceso de documentación y contextualización consistió en vivir codo con codo con los propios liboristas. ¿Siguen existiendo aldeas con este hermetismo, cerradas al mundo exterior como se muestra en tu película?

No de esa forma tan extrema. Más que las aldeas o las poblaciones, sobrevivió la idea de Liborio como una parte fundamental de la religión dominicana popular.

En República Dominicana, ¿cómo se tomó el hecho de que se hiciera un filme sobre este culto o rama religiosa? Todos sabemos que a veces los cultos pueden llegar a ser muy extremistas y no siempre tiene porqué sentar bien el punto de vista que aportes.

En República Dominicana, desgraciadamente, hay una parte de la población que es muy cerrada, sobre todo en el catolicismo. Digamos la verdad, el culto a Liborio y todo el tema de los cantos, la música etc., que tiene mucha influencia de las costumbres de África, es una cosa de negros, por lo que el sector más racista del país piensa que el culto a esta figura es una especie de atraso. Afortunadamente, este sector no es muy amplio y no hicieron mucho ruido cuando la película se estrenó en el país.

Y en otros lugares, ¿habéis tenido problemas?

Sí, cuando se estrenó en el festival del Vaticano hubo un par de artículos en la prensa que mencionaban que esto era algo de vudú y de negros, que no podía permitirse que eso se proyectara allí.

¿Cuál era tu intención al hacer este largo? Me da la sensación de que no querías dar un testimonio histórico o documental, ya que muchas de las facetas de Liborio las dejas a la interpretación del espectador.  

La intención era abrir preguntas. Si el espectador quiere saber más sobre Liborio, tendrá que investigar o buscar en internet. La intención era hacer algo parecido a un libro místico, algo que no se explica del todo y que tienes que leer entre líneas para entenderlo. Liborio es una pregunta, no una respuesta.

¿Cómo está la industria cinematográfica en Santo Domingo?

Pues muy bien la verdad. Tenemos la gran suerte de que hace unos años se creó una ley de cine que ha apoyado muchísimo el sector. Esto ha logrado que, como mínimo, tengamos una película dominicana al año en festivales internacionales. Yo salí de Santo Domingo en 1996 y en esa época se habían hecho solo dos largometrajes en la historia del país. Imagínate si ha cambiado la situación a partir de esta ley, ya solo el tener una subvención marca la diferencia.

Liborio se ha proyectado en un montón de festivales europeos, pero el primer estreno en España ha sido en el Festival de Sevilla, uno de los centros con más fervor religioso de este país, por no decir el que más. ¿Creéis que la historia de Liborio puede empatizar más en una ciudad como esta en comparación a cualquiera de Europa?

Puede ser, no me lo había planteado. El fervor religioso de aquí, todo el tema de las procesiones, las cofradías etc., tiene mucho que ver con cómo vemos en nuestro país la religiosidad. También por el hecho de que, con la colonización, los españoles se trajeron muchas costumbres a Latinoamérica. Pero además de eso, Sevilla tiene un festival idóneo para Liborio, porque es un lugar muy abierto a este cine de autor que hemos pretendido hacer.

¿Crees que la religión está perdiendo fieles con los años? ¿Están los cultos en decadencia?

No, no creo. Siempre han existido muchas formas de entender el acto religioso. La religiosidad que nosotros planteamos en Liborio tiene que ver más con un acto de resistencia. Tomar la religión como un medio de reivindicación. Yo creo que esto siempre va a seguir ahí, la religión es lo más básico que tiene la civilización, son las bases. Yo sí creo que la religión tiene futuro.

 

Adrián Gámiz Fernández