En el marco de la sección Special Screenings de la vigesimoprimera edición del Festival de Sevilla, hablamos con la cineasta Mar Olid, directora de Al otro barrio y conocida por proyectos anteriores como las series Anclados, Vivir sin permiso o Cuerpo de élite, entre otros títulos. Su primer largometraje es una adaptación de la película francesa Jusqu’à ici tout va bien, dirigida por Mohamed Hamidi: narra cómo un intento fallido de engañar a Hacienda obliga al protagonista a trasladar su empresa al extrarradio, donde tendrá que convivir con diferentes clases sociales.
¿Cuándo decides embarcarte en la dirección cinematográfica, tras veintidós años dedicados a las series?
He rodado muchas series y algunas muy divertidas, como Aída o Los Serrano, pero el sueño de cualquier director es hacer cine. Paloma Molina, de la productora Zeta Studios, me ofreció hasta en dos ocasiones la dirección de esta película y cuando leí el guion lo tuve claro: tenía que hacerla. Buscaba que la comedia tuviera risas, pero también su parte de verdad, un equilibrio perfecto entre lo divertido y lo que toca de alguna forma esa fibra sensible. Me gusta el cine donde puedo estar riéndome a carcajadas y a los cinco minutos soltar una lágrima. Y tener la suerte de contar con unos actores como Quim Gutiérrez, un malabarista de la interpretación que te lo da todo; Sara Sálamo, pura energía, tuvo que hacer un ejercicio de contención muy bestia; y Javi Herrera, el menos experto, ha hecho una cosa muy bonita.
¿Qué tiene Mar Olid de un barrio y de otro?
Tengo la suerte de haber nacido en Vallecas, lo cual nos vino muy bien para la película. Hemos rodado en sitios donde yo me he criado. Conocía muy bien la esencia y sabía lo que me gusta y lo que no me gusta que se cuente de los barrios. Quería representar un barrio de currantes que tienen sueños y, por supuesto, también lados oscuros. Nuestra comedia habla de los prejuicios más que de otra cosa.
¿Es la comedia el género más efectivo para tratar grandes temas sociales?
La comedia es un arma maravillosa para contar muchas cosas. El cine francés trata muy bien el tema de los prejuicios, por eso nos parecía buena idea coger esa historia y darle nuestra personalidad. La comedia es un viaje donde tú te montas, no te das cuenta pero ya estás montado. En el drama puedes entrar, pero como no entres, de repente tú mismo te generas prejuicios por cómo se está contando. Me parece más fácil que una idea cale desde la risa y, lo más importante, que te limpie el problema.
¿Qué importancia tiene el concepto de familia en la película?
Aquí la familia es fundamental. Andrés se acaba de separar de su mujer, un personaje con el que representamos también ese perfil de ser humano que existe, que tiene prejuicios y los va a tener toda la vida. Su hijo en común está perdido en el universo de las nuevas tecnologías y el personaje de Quim tiene que enseñarle lo que es la vida. Con Sara y sus padres lo que ocurre es que tiene que haber un perdón. Hay un trabajo de actores muy bonito entre ellos tres, en el que las cosas surgieron naturales. Todos quieren crecer, pero quieren hacerlo junto con su gente. El que no tiene una familia tiene un amigo, como ocurre con los personajes de Hamza y Javi, que además en la realidad se han hecho amigos y no se separan.
¿Qué aspectos se tuvieron en cuenta para crear la banda sonora de Al otro barrio?
Contábamos con la ayuda de Vanessa Garde, una compositora maravillosa que entiende bien la comedia. Yo quería tener claro los dos mundos: el pijo con una música más contemporánea y el de los barrios, con esa mezcla entre el flamenco y lo que hace Original Elías. Leiva entró también en el juego porque quisimos buscar una música que la gente joven pudiera identificar y él tiene eso: llega a todas las partes. Vanessa lo captó súper rápido, fue muy fácil trabajar con ella.
Hace apenas unos días finalizó el rodaje de tu segundo largometraje, Sin cobertura, ¿qué puedes adelantarnos?
Será una película muy divertida que vuelve a hablar de los valores familiares, de la desconexión, con un personaje de una niña de siete años que pide a una pitonisa acabar con la distracción de los teléfonos móviles… y esta manda a su familia a la Edad Media. Hay una serie de conflictos, de aventuras, de magia. Trata temas de amistades, reencuentros, de descubrirnos a nosotros mismos. Es un cuento muy bonito y creo que nos ha quedado muy especial.
Inmaculada Salado Mateos