Café 15 de noviembre
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El cine europeo se reinventa en Las Nuevas Olas

Anna Odell (‘X&Y’), Henner Winckler (‘A Voluntary Year’) y Alexander Zolotukhin (‘A Russian Youth’) han protagonizado el ultimo café del Festival de Sevilla, en el que han hablado sobre la experiencia fílmica en relación con la dirección de actores, la guerra, el sexo y el final de una escapada.

La directora Anna Odell explora en su película ‘X&Y’ diferentes facetas de su personalidad a través de distintos actores. En este sentido, la cineasta sueca ha resaltado el trabajo de Mikael Persbrandt, el único intérprete que no improvisó en la película. “Para él era muy importante tener un guion cuando estábamos grabando, mientras que los otros actores eran más libres, preferían improvisar", ha señalado. "Fue interesante porque la mezcla sirvió para crear algo diferente, cuando él improvisaba, no funcionaba pero, de alguna forma, cuando actuaba era más él mismo”.

Henner Winckler, por su parte, estrena en España su largometraje ‘A Voluntary Year’, en el que explora la profunda relación de un padre y una hija. Para ello, el director tuvo que tener especial cuidado eligiendo a sus actores: “Teníamos la idea del personaje, pero cuando hicimos el casting la actriz que elegimos no encajaba con lo que buscábamos. Me gusta que haya sorpresas y que al final no sea todo como lo habías planeado”.

Café 15 de noviembre

El director, en cuya filmografía destaca el protagonismo de adolescentes, ha conseguido en esta película reflejar a personajes diversos, de distintas edades, pero que comparten la sensación de sentirse perdidos y atrapados en un lugar que no les pertenece. “Ese sueño de marcharse, de salir fuera y huir, no acaba siendo tan satisfactorio”, sentencia Winckler.

Por último, el director Alexander Zolotukhin ha presentado ‘A Russian Youth’, una película que también se proyecta por primera vez en España. Su relato es el de un soldado adolescente en la I Guerra Mundial, un personaje complejo que ha construido partiendo de “la idea de la personalidad de cada uno, y no de si los actores eran profesionales o no, buscábamos un aspecto físico concreto, una mezcla entre los actores que nos ha supuesto ciertos problemas porque a veces es difícil combinarlos en el mismo encuadre”, ha explicado el director.

Se trata del primer largometraje del cineasta ruso, quien ha volcado en su rodaje la herencia cinematográfica adquirida: “Hay películas que tenía en mente mientras hacia la mía, pero no intentaba copiarlas, es solo el legado de mi experiencia”. Según ha comentado, sus referencias para la textura de la película provienen de la pintura victoriana rusa. “Quería estudiar cómo estos cuadros manifiestan el movimiento en una imagen estática. Con la industrialización cambiaron las apariencias físicas y la forma en que se movía la gente pasó a ser totalmente diferente”.