“La cuestión realmente importante de nuestro trabajo es el tiempo. Ofrecer al espectador el tiempo necesario para ver, pensar y reflexionar. Nuestra labor se basa en el detalle. Con un visionado normal no es posible hacer descubrimientos. Intentamos escapar de lo genérico y dotar de identidad a los rostros.” Así definía Angela Ricci Lucchi el estilo que durante más de cuatro décadas fue esculpiendo junto a Yervant Gianikian, su compañero de vida y obra. Ambos ocupan un lugar único y esencial en la presente edición del SEFF, con la proyección de I DIARI DI ANGELA. NOI DUE CINEASTI, film que no debe entenderse como un testamento, sino como la máxima demostración de la permanencia de la imagen, del cine como dispositivo para eternizar la memoria de la existencia de sus creadores y de lo que observaron con su cámara. Está escrito, y filmado.
Escapar de lo genérico y dotar de identidad a los rostros. Esa persistente búsqueda de Ricci Lucchi y Gianikian para alumbrar y definir las sombras del pasado, con el fin de que comprendamos las encrucijadas de la Historia, determina también el espíritu de este festival y de las películas seleccionadas. La Sección Oficial se ha edificado sobre ejes que sostienen las claves emocionales y sociales de la contemporaneidad, un cine en lucha contra la amnesia y la brutalidad que se ciernen sobre el continente.
La permanencia del arte
Ciertamente, la Europa actual se asemeja a la de los años más oscuros por el auge de los nacionalismos, la xenofobia imperante, las inestabilidades económicas, un clima de desconfianza y violencia entre naciones cada vez más abrasador. El arte sigue alertando sobre una hecatombe en ciernes, ya sea desde medios tradicionales o utilizando la última tecnología como arma. ¿Pero cómo amoldarse a los nuevos dispositivos, cómo asumir que la creación ha pasado a ser intangible? En NON-FICTION Olivier Assayas afronta la compleja adaptación que supone el paso del libro físico al e-book, asociándola además con una crisis sentimental de mediana edad, desarrollando una vis cómica inédita en su extraordinaria filmografía. EL PERAL SALVAJE, monumental trabajo de Nuri Bilge Ceylan, tiene también un poderoso poso literario y familiar, tomando como figura central a un estudiante que ansía la publicación de su primera novela en las profundidades de Anatolia al tiempo que afronta una tumultuosa relación con su padre. Un particular síndrome de Stendhal atrapa al psiquiatra protagonista de RUBEN BRANDT, COLLECTOR, thriller de animación que supone el deslumbrante debut en el largometraje de Milorad Krstić, una fulgurante inmersión en la historia del arte –con referencias a Velázquez, Botticelli, Picasso o Hopper– y el subconsciente humano.
Lecciones nunca aprendidas
Vivimos un momento insólito en el que el pasado siglo es ignorado y desconocido por las nuevas generaciones. En Europa asistimos incluso a la reivindicación explícita del fascismo por parte de diferentes gobiernos y fuerzas en auge. Pero este ejercicio de estupidez humana no pertenece únicamente a nuestra era. Alexey German Jr. emprende una nueva disección del alma rusa en su más honda profundidad con DOVLATOV, biopic del genial escritor que antes de exiliarse en Estados Unidos sufrió el desprecio y la marginalidad en tiempos de Brézhnev. Serguéi Dovlátov fue un creador irreductible, un elemento incómodo para el establishment, un adelantado a su tiempo. Al igual que Aleksei German, progenitor del autor de esta película, que debe ser leída como un velado homenaje al padre y a la libertad de los artistas. Los sinuosos y magistrales movimientos de László Nemes nos llevan en ATARDECER por el Budapest de 1910, donde el ocaso del Imperio Austrohúngaro coincide con los albores de un espíritu revolucionario que desembocaría en el estallido de la Primera Guerra Mundial. Un paisaje de caos e incertidumbre, a la espera del horror. La contienda está ya desplegada en OBRA SIN AUTOR, melodrama en dos tiempos coléricos (el desenlace de la II Guerra Mundial y la Alemania dividida) con el que Florian Henckel von Donnersmarck reivindica la vertiente vanguardista del arte. Como si fuese adicto a las cadenas, el ser humano retrocede constantemente a las épocas de miseria y represión. El lúgubre presente del Reino Unido tiene ecos en común con el reflejado por el fotógrafo Richard Billingham en su ópera prima RAY & LIZ, soberbia reconstrucción de su propia infancia, contundente rememoración del thatcherismo desde el territorio más intimo.
Realidades ardientes
El olvido de esos pasados nos conduce hacia un mundo que reincide en los abismos más colosales: la guerra fratricida, el fin del humanismo. Es preciso ser un visionario para reflejar esta problemática con un filo tan preciso, un humor tan sangrante como Sergei Loznitsa en DONBASS, colección de retablos sobre el conflicto entre Ucrania y Rusia, que pasa factura con exactitud matemática a todas las lacras: del ultranacionalismo al caos institucional, del autoritarismo violento a la corrupción. Se vive un clima de injusticia que ahoga a una ciudadanía desnortada, ávida de referentes que se erijan en interlocutores válidos, responsabilidad que intenta asumir el protagonista de AT WAR, nueva muestra de realismo crudo desarrollada por Stéphane Brizé. Derivada de esa precariedad e indefensión, se sitúa el submundo del narcotráfico, representado con sobriedad por David Oelhoffen en su thriller CLOSE ENEMIES. La estigmatización de las minorías es inherente a la construcción de Occidente, levantado en el caso de los Estados Unidos con la sangre de los esclavos. Ese legado imborrable enciende el espíritu de lucha de la comunidad afroamericana, hoy con tanta furia como no se recordaba desde principios de los años 70. Así lo indica WHAT YOU GONNA DO WHEN THE WORLD'S ON FIRE?, nueva exploración de las profundidades del sur de Norteamérica emprendida por el italiano Roberto Minervini, una vibrante mirada al neo Black Power. Y regresando a Europa, divisamos el neo-esclavismo en las espaldas de jóvenes subsaharianos que, tras sobrevivir a la odisea del desembarco en una tierra de esperanzas inciertas, llegan a toparse con una muerte silenciada, como denuncian Xavier Artigas y Xapo Ortega en la reveladora IDRISSA, CRÓNICA DE UNA MUERTE CUALQUIERA.
Las puertas del continente
Por más que las autoridades y el periodismo de masas procuren generalizar o directamente invisibilizar las experiencias de los migrantes, el cine insiste en situar su foco sobre vidas comunes que arrastran una heroicidad sigilosa. La condena de la deuda contraída en la propia patria y la decepción al arribar en el continente prometido. Ese es el caso de la joven protagonista de JOY, segundo largometraje de Sudabeh Mortezai, que viaja desde Nigeria a Austria para verse atada en una red de prostitución. El paso de Senegal a Francia será también traumático para el obrero que se encuentra en el centro de AMIN. Una vez más Philippe Faucon concibe un retrato de la inmigración tan directo y sobrio como alejado de estereotipos, adentrándose en el surgimiento de la pasión entre el trabajador y su clienta, una mujer de clase acomodada encarnada por la sublime Emmanuelle Devos.
El camino inverso, Occidente-Oriente, es emprendido por el reportero de guerra de MAYA –film de extrema sensibilidad que abre nuevos horizontes emocionales y narrativos en la carrera de Mia Hansen-Løve–, cuyo trayecto a la India servirá para vislumbrar una inocencia que perdida tras convivir con el terror y la muerte de un compañero en Siria.
Destinos sentimentales
Los desencuentros emocionales, el desgarro por la pérdida, la revelación del enamoramiento y su derrumbe son inherentes a la Historia del Cine. Los autores contemporáneos continúan hallando puntos de vista inéditos para desentrañar la más compleja e insondable de las cuestiones: el devenir del alma humana. La familia como punto de partida y eterno lugar de regreso es abordado en dos films unidos por un talento clave del cine universal: Valeria Golino. La encontramos como actriz en la comedia sobre un reencuentro estival en el que afloran las heridas del pasado, LA CASA DE VERANO (dirigida por Valeria Bruni Tedeschi), y como realizadora en EUFORIA, intenso drama sobre los caminos cruzados de dos hermanos, en el que la enfermedad servirá para resucitar un vínculo arrasado. La irrupción inesperada de los lazos más primigenios sumerge a la protagonista de PEARL, una culturista de élite en la antesala de un campeonato crucial, en un dilema de difícil solución. Este contundente debut de Elsa Amiel abre caminos inexplorados en la representación fílmica de la conciliación entre maternidad y realización profesional.
Ubicada en el París de los 90, VIVIR DEPRISA, AMAR DESPACIO narra el encuentro entre dos hombres justo en un momento capital de sus vidas: la vista del precipicio para el más experimentado, el florecer de la sexualidad para el más joven. Dos perspectivas divergentes del sentimiento amoroso, quizás incompatibles, desplegadas por Christophe Honoré con una honestidad tan tierna como descarnada. El vitalismo resplandeciente del cineasta francés encuentra su polo opuesto en PITY, segundo largometraje de Babis Makridis, una brillante comedia negra sobre un individuo emocionalmente anestesiado, que asiste inerte al coma de su mujer. Con el legado patente de la tragedia griega y la sombra de Samuel Beckett gravitando en cada secuencia, Makridis plasma un brutal ensayo sobre el absurdo de la existencia.
Cuerpos en trance
El cine es finalmente imagen en movimiento, el seguimiento de cuerpos que escapan al cuadro, desencadenados. Un territorio de experimentación continua que vislumbra las emociones más recónditas. En su ópera prima, TOUCH ME NOT, Adina Pintilie ha llevado esta concepción a un extremo nunca antes imaginado. Los límites de la representación –ficción o no ficción- quedan dinamitados en este film sobre la superación del trauma a través del sexo. Pero el sexo puede ser también el motivo del trauma, como expone Yolande Zauberman en M, incursión sin red de seguridad en el corazón de las tinieblas de Israel, la ciudad de Bneï Brek, plaza fuerte de la comunidad ultra-ortodoxa, para dar voz a aquellos que sufrieron abusos en ese espacio supuestamente impoluto. A través de imágenes rugosas y crudas, emergen los relatos que permanecieron años perdidos en el oscurantismo del miedo.
Situar la cámara donde ningún ser humano ha sido capaz de mirar. Esa es sin duda la vocación de los cineastas audaces. Víctor Moreno nos lleva a catacumbas aparentemente indescifrables en LA CIUDAD OCULTA. Se trata de un recorrido por las alcantarillas, pasadizos y cloacas. Un descenso tan real como atmosférico por las profundidades de nuestro mundo. Cine de una fisicidad brutal, como el de Abdellatif Kechiche, quien en MEKTOUB, MY LOVE: CANTO UNO despliega una puesta en escena impetuosa, rigiendo su narrativa únicamente por las pulsiones de los deseos, la salvaje pasión de la adolescencia, la cotidianeidad de los cuerpos que danzan sin respiro, expresándose en su más pura esencia instintiva.
Mektub, significa “está escrito”, es el término que define en árabe al concepto de destino.
Aunque Europa siga emprendiendo su camino de regreso a los infiernos de su pasado más decrépito, aunque se siga vedando sus puertas, este continente continuará su senda híbrida, en la que se hablarán las lenguas de Joy, Amin e Idrissa; y en la que los cineastas reflejaran sus realidades y fracturas más allá de las fronteras establecidas.
Escapar de lo genérico y dotar de identidad a los rostros, como afirmó la eterna Angela Ricci Lucchi. Mektub. Está escrito. Y filmado.