Homenajeado con una retrospectiva y con el Giraldillo de Honor, el cineasta sueco Roy Andersson está siendo uno de los grandes protagonistas en este #15FestivalSevilla. Uno de sus momentos estelares se vivió en el coloquio organizado en los cines Nervión, durante el cual se proyectaron tres escenas de su última película, aún en fase de montaje. Un estreno mundial absoluto del que Andersson descubrió algunas de sus claves, y que terminó con la firme promesa de traer 'About Endlessness' terminada en la edición del próximo año.
El director de 'Una paloma se posó en una rama a reflexionar sobre la existencia' contó algo que las imágenes de su nuevo trabajo destapaban: una voz en off, insólita en sus films anteriores. "Es una novedad para mí, no estaba seguro de cómo iba a quedar, pero estoy muy contento. Es una voz femenina, que cuenta las escenas como un hada de cuento. Y se inspira en la Sheherezade de 'Las 1001 noches'. Ese recurso ha quedado bonito, y estoy muy contento con cómo está quedando la película. Creo que será la mejor de mi carrera".
Más allá de esa voz en off, las secuencias de 'About Endlessness' que se proyectaron confirman la voluntad de Andersson de ser fiel a sí mismo y a su estilo tan característico. De este modo, la primera escena nos sube a un autobús en el que un pasajero suelta, sin venir a cuento: "No sé qué quiero". Una duda existencial, clásica en el corpus de un realizador que, a veces, parece un filósofo. Las carcajadas congeladas vienen con la reacción de sus compañeros de trayecto: "¿Y quién lo sabe?... ¡Pobre bastardo!"
Un cineasta con estilo propio
Andersson reclama la importancia del humor en su trabajo ("siempre hay ironía y autocrítica, son muy necesarias en la vida"), y en su forma de ver el mundo, algo alejada de la que tenía otro sueco universal: "No somos tan densos como nos pintan las películas de Ingmar Bergman", dice entre risas. Y continúa: "Mis películas muestran el lado cruel de la existencia, pero en realidad yo soy optimista. Me rebelo cuando dicen que soy pesimista porque mis películas son oscuras. ¡Es que la vida es oscura! Así que, para sobrevivir a todo ello, el humor se convierte en algo fundamental".
El coloquio sirvió no solamente para hablar de su trabajo presente y futuro, también del pasado: "En los años 70, mi cine estaba influido por Milos Forman, Jiri Menzel, y el neorrealismo italiano. Después llegaron mis 20 años dirigiendo publicidad, a la que llegué porque tras el fracaso de 'Giliap', nadie quería contratarme. No volveré nunca a los comerciales, porque ahora mismo la publicidad es demasiado superficial. Pero cuando rodaba spots, me tomaba mi trabajo tan en serio como ahora. En realidad, siempre me sorprendió el éxito de mis anuncios, porque le ponía mucha distancia". Y vuelve a recordar algo que repite como un mantra: "Supongo que siempre traté de sobrevivir sin perder mi estilo propio".
