El actor hispano-alemán recibe esta noche en el Lope de Vega el Premio Ciudad de Sevilla a toda una carrera, que despegó con Good Bye, Lenin! y que le ha llevado a ser una estrella del cine europeo y Hollywood
El intérprete debuta como director con La puerta de al lado, una juguetona comedia negra en la que ofrece al espectador una versión distorsionada de sí mismo.
Sevilla, 12 de noviembre de 2020.- Daniel es actor, vive en Berlín, es padre de dos hijos y prepara un casting para rodar una película de superhéroes en Hollywood. Las coincidencias entre Daniel, el personaje protagonista de La puerta de al lado, y Daniel (Brühl), el director, coguionista e intérprete del film, son tan evidentes como buscadas. Para su debut tras las cámaras, el flamante Premio Ciudad de Sevilla de este año, galardón que recibirá esta noche en el Teatro Lope de Vega, decide indagar en las posibilidades narrativas de la autoficción y construir una comedia negra en la que se dan la mano la burla y la crítica social, y en la que el ego de un actor popular se da de bruces con una realidad en la que los ricos no acostumbran a fijarse.
En La puerta de al lado, el Daniel ficticio entra en un bar cercano a su lujoso apartamento en el barrio berlinés de Mitte y, sin pretenderlo, acaba entablando conversación con un hombre de aspecto rudo (magnífico en su papel Peter Kurth), que no deja de importunarle con comentarios cada vez más impertinentes. La charla entre ambos acabará tomando una dinámica peligrosa e inesperada.
Con esta propuesta, Daniel Brühl inicia su carrera como director, convertido ya en estrella del cine europeo, con aterrizajes puntuales en la cinematografía española (Salvador Puig Antich, Los Pelayos) y una presencia cada vez mayor en el cine estadounidense a través de títulos como Rush o The King’s Man: La primera misión, y en su entrada en el universo Marvel como el Barón Zemo en Capitán América: Civil War y en la serie Falcon y el Soldado de Invierno.
En su encuentro con los medios, Brühl ha compartido su profundo deseo de iniciarse como detrás de la cámara: “Esta idea nació hace más de diez años en Barcelona, pero entonces no sabía ni por dónde empezar para levantar el proyecto. Entre otras cosas, porque no sé escribir. No tenía ni estructura ni productora ni nada. En estos últimos años, me uní a una productora y pude iniciar el proyecto. Pero la pandemia llegó a Berlín justo el día que empezamos los ensayos. En todo caso, era una historia que, pese a las medidas sanitarias, no ofrecía demasiadas complicaciones: todo ocurre en un mismo escenario con muy pocos actores. Y la experiencia ha sido fantástica: poder contar tu propia historia y no ser excluido de ningún proceso: desde el guión, porque estuve al lado a uno de los mejores guionistas de Alemania, Daniel Kehlmann, hasta el montaje, porque a un actor no le suelen permitir estar en la sala de edición. He aprendido mucho, ha sido una experiencia brutal”, ha remarcado el cineasta novel.
Asimismo, Brühl ha hablado de la inspiración del western para La puerta de al lado: “Es como un western sin armas. También hay un duelo... Eso estuvo desde el principio. No sé si pensé en hacerla así porque me hacía sentir más seguro, al ser mi primera película. No levantar un peso demasiado grande: no hacer un film de época ni de acción, más bien concentrarme en lo que yo sé hacer. Es una película de actores, casi una obra de teatro”.
Es evidente que el Daniel personaje bebe del Daniel Brühl real. Sobre ello, el intérprete ha dicho que “entrar en el juego de hablar de experiencias profesionales y personales propias ayudó mucho, y nos divirtió muchísimo. Me burlo mucho de mí mismo, porque hacemos referencias a Good Bye, Lenin!, a Rush, a la serie El Alienista, y también al mundo Marvel”, comentaba entre risas haciendo referencia a lo que le ocurre al Daniel personaje en La puerta de al lado. En este sentido, Brühl ha contado, a modo de anécdota, que utilizó las voces de su propio representante y de una ejecutiva real de Marvel para las llamadas que recibe su personaje en la película.
El actor y director ha agradecido también su presencia en el Festival de Sevilla y el galardón que va a recibir esta noche: “Estar en un certamen tan importante como éste, dedicado al cine europeo, es una pasada. Traer la película ya lo era, pero además recibir un premio como el Ciudad de Sevilla... es increíble. Me siento muy honrado, es el mejor arranque posible que puedo imaginarme...”
Sobre los movimientos contrarios a la Unión Europea, Brühl ha trasladado su pesar por ver el avance de los discursos populistas: “Crecí en unos tiempos en que parecía que había solidaridad y empatía: en mi país cayó el muro cuando tenía 11 años. Las fronteras se abrieron y Europa se unió. Es muy decepcionante y frustrante ver que en momentos de crisis, todos se encierran en cápsulas, y eso despierta a los populistas que envenenan la sociedad con sus mensajes facilones que no ayudan a nadie”. En esta misma línea, el intérprete se ha definido como europeo por encima de todo: “Cuando me preguntan, no digo que soy alemán, ni español, ni catalán, ni francés, porque tengo familia en Francia. Digo que soy europeo. Tengo dos hijos y me gustaría que Europa y el mundo sean un lugar un poco diferente al actual”.
Después de esta primera experiencia como director, Brühl ha avanzado que continuará con nuevos proyectos. “El proceso ha sido tan lindo que ya estoy trabajando con Daniel Kehlmann en otro proyecto. Nos entendimos tan bien, que estamos pensando en otra película y en una serie. Son posibilidades que me gustaría hacer en España, y en principio no estaría delante de la cámara”. Sobre el resto de facetas que ha explorado en esta película, Brühl ha hablado también de su papel como productor, desde que se asoció a la productora Amusement Park Film, fundada por Malte Grunert: “Me gustaba mucho lo que hacía, un cine art house con mirada y vocación internacional. Estamos trabajando en varios proyectos. Este año, lo más ambicioso ha sido una nueva adaptación de Sin novedad en el frente, en la que actúo en un papel secundario”.
Relacionado con ello, Brühl ha reflexionado sobre la necesidad del retorno a las salas de un público adulto: “Hemos visto en Alemania que las cifras son muy flojas para ese cine de autor, ese cine para cinéfilos. Hay algunas películas más comerciales que han funcionado bien, no tanto como antes de la pandemia. Tenemos que preguntarnos cuáles son las posibilidades de una película, a cuánto público va a llegar, y es fundamental pensar en exportarlas a otros países. Eso es complicado pero casi una obligación. Yo crecí con el cine y lo quiero defender. Eso no significa que yo deje de participar en series de televisión, pero es el cine lo que más me importa. Hay películas independientes que logran llegar al gran público. A mí me pasó con Good Bye, Lenin! o con Los edukadores. Aunque ese resultado sucede cada vez menos. Estoy bastante seguro que si Good Bye, Lenin! se estrenara hoy, no haríamos ni una décima parte de espectadores en Alemania”.