El collage, aunque ya existía desde hacía tiempo en los álbumes de recortes victorianos y en otras manifestaciones que datan incluso del medievo, tuvo su nacimiento para el arte al calor de las vanguardias europeas de principios del siglo XX. La palabra viene del término francés “coller”, que significa pegar, aplicada a esos trozos de periódico o fotos que pegaban Braque y Picasso a sus pinturas, elementos del “mundo real” que acentuaban la abstracción del cubismo y sacaban a relucir la idea de la pintura como superficie plana en contra de la tradicional y artificiosa idea de perspectiva.
La colisión de sentidos y la creación de mundos y situaciones imposibles vino de la mano de los dadaistas y surrealistas. Son famosos los “merz” de Kurt Schwitters, “la combinación con propósitos artísticos de cualquier material concebible", que borran la frontera entre lo popular y lo reproducido en serie, y que en cierto modo se adelantan al pop art. Y los collages de la alemana Hannah Höch:
En cuanto a los mundos insólitos, marcaron un hito collages como los del polifacético Max Ernst, y sus ilustraciones decimonónicas imposibles, que plantean el doble desconcierto del referente desfasado que hunde más profundamente las garras en sus espectadores al tornarse en expresión subconsciente:
O los potentes fotomontajes de Grete Stern, en los que esa expresión subconsciente está ligada indisolublemente a la de su condición de mujer, y que en su metafórica expresividad prefiguran el feminismo del siglo XX:
Pero hablemos de cine. En un principio esta idea de la colisión de sentidos y de generación de imágenes del subconsciente se tradujo en el cine en películas de las primera vanguardias como las de Man Ray, Hans Richter o Jean Cocteau. Sin embargo, la expresión más cercana a la plástica del collage de la que hemos venido hablando hasta aquí es la animación, que encuentra su mayor exponente surrealista en el checo Jan Švankmajer, leyenda de largo alcance cuya carrera se extiende desde los años cincuenta hasta hace apenas un par de años, cuando decidió retirarse. En los collages en movimiento de Švankmajer entran también los objetos tridimensionales: es un conocido coleccionista de todo tipo de objetos, en especial de láminas de historia natural, conchas, pieles y huesos de animales, cosa que expresa en la particular taxonomía de trabajos como Historia Naturae (suita), de 1967:
Más cercano a Ernst y al collage entendido desde el trabajo con papel está en obras como El castillo de Otranto (1977):
Dos nombres importantes en esta historia son los polacos Walerian Borowczyk y Jan Lenica, que empezaron a colaborar a finales de los cincuenta en obras como ésta:
O ésta:
Borowczyk terminaría virando al cine de “acción real” en brillantes e irónicas obras en torno al erotismo, mientras que Lenica se sumergía de lleno en el mundo estético emparentado con Max Ernst en trabajos como Laberinto (1962):
Se puede considerar que el trabajo (explosivamente imaginativo) del también polaco Zbigniew Rybczyński está emparentado con la tradición de Borowczyk y Lenica, aunque empleando nuevas técnicas y formas, con el uso de la copiadora óptica y de los bucles en su célebre Tango (1981), obra que ganó un Oscar en 1983:
Por otro lado, los continuadores (y confesos admiradores) de la obra de Švankmajer son dos gemelos estadounidenses, los hermanos Stephen y Timothy Quay.
En los últimos años, se ha erigido también como heredero de esta estética, en una versión pasada por el filtro de las nuevas tecnologías, el croata Dalibor Baric:
The Spectres of Veronica from Dalibor Baric on Vimeo.
En España, tocan el collage los trabajos hechos por Iván Zulueta para el programa de TVE El último grito a finales de los sesenta (de los cuales se puede ver una muestra aquí), en un sentido más relacionado con la apropiación y el arte pop.
El uso humorístico, surreal y crítico del archivo familiar y el acervo cultural franquista está bien presente en la obra de Isabel Herguera, de la cual Spain Loves You (1988) es brillante ejemplo:
Continuadoras de la corriente collagistica surrealista, con diferentes técnicas, son también artistas como Dostopos (el dúo conformado por las montadoras Ana Pfaff y Ariadna Ribas), y Laura Ginès, que recuperan en cierto modo el espíritu de Grete Stern en clave contemporánea:
USTED ESTA AQUI from dostopos on Vimeo.
TENGO MIEDO // Maria Rodés from Laura Ginès on Vimeo.
Y en su versión más delirante, trash e irreverente, cerramos con los collages de la artista cordobesa Beatriz Sánchez:
Sirva este collage de referencias y películas a modo de recorrido por una tradición que no deja de renovarse de excitantes maneras.