Un fio de baba escarlate

CARLOS CONCEIÇAO Y EL ASESINO EN SERIE

Hablamos con el cineasta portugués sobre su segundo largometraje, Um Fio de Baba Escarlate, un giallo visualmente arrollador que el Festival de Sevilla proyecta en su sección Revoluciones Permanentes.

Un serial killer. Una suicida que le pide un último beso antes de morir. Una cámara. Un momento convertido en vídeo viral. La premisa argumental de Um Fio de Baba Escarlate abre la puerta a un mundo de sensaciones coloristas e imaginativas, a una atmósfera estéticamente avasalladora, a un mundo irreal y estimulante, que nos hace pensar inmediatamente en Dario Argento o en Mario Bava, y en aquel género maldito después afortunadamente reivindicado llamado giallo.

Plato fuerte de la sección Revoluciones Permanentes, el segundo largometraje de Carlos Conceição (cineasta nacido en Angola en 1979, y formado en la Escuela de Cine de Lisboa) tras Serpentário (2019) juega al homenaje y a la irreverencia, con un ojo puesto en la tradición: “Creo que siempre me ha atraído el grand guignol post-romántico, post-revolución industrial”, nos dice el cineasta. “Mi primera área de estudio fue el efecto del movimiento romántico en el entretenimiento del fin de siècle, desde el vaudeville hasta el niquelodeon y el feuilleton. El caso y la figura de Jack el Destripador viene en esa herencia directa. También personajes ficticios como Drácula, Dorian Gray, Svengali y el Fantasma de la Ópera. Estéticamente, todos ellos son monstruos de Frankenstein. En un sentido contemporáneo, el asesino en serie es sólo una convención. Mi interés no está en sus impulsos asesinos sino en el hecho de que la sociedad lo convirtiera en una especie de superhéroe”.

Candide, el protagonista de Um Fio de Baba Escarlate, es un imperturbable y seductor cazador de personas, un asesino sin escrúpulos, un personaje que encaja a la perfección en la transgresión formal que Conceição propone en su película. “Me divertí mucho escribiéndola”, recuerda. “Esta película sigue un léxico que ha sido grabado en piedra durante décadas de cine clásico”, explica, abriendo la puerta al gran asunto de los referentes. “Aunque siempre se habla de mi trabajo en comparación con otras películas, como si todo fueran un montón de citas, siempre me alejo deliberadamente de las películas que amo”, sostiene Carlos Conceição: “Pienso mucho más a menudo en la pintura y en los cómics. A veces también en la música. La pintura prerrafaelista es algo muy querido para mí. También lo son los pintores expresionistas y muchos renacentistas. Pero si le preguntas a cualquier estudiante de cine en qué piensa cuando planea una película, la mayoría son tan sofisticados que dirán Caravaggio”.

Es inevitable pensar en clásicos del giallo como Seis mujeres para el asesino (1964), de Mario Bava, o en films de Dario Argento como Rojo oscuro (1975) o Suspiria (1977). Pero nuestro protagonista nos sorprende cuando, más allá del arte pictórico, le preguntamos por referentes cinematográficos: “Tal vez los cineastas nos influyan más de una manera subconsciente. Me gusta mucho Luis Buñuel. Y Fritz Lang. Y Kelly Reichardt”.

Mención aparte merece la colaboración de Conceição con Vasco Viana, su director de fotografía habitual (en un puñado de cortos y también en el que será el tercer largo del cineasta, Les Fleurs Abominables), imprescindible para plasmar la rica ingeniería visual, los tonos y matices, de la película: “El trabajo con Vasco se ha hecho más fácil con los años porque aprendemos a anticipar lo que el otro necesitará. Él sabe lo que quiero y lo que vamos a hacer. Yo sé lo que él puede hacer y lo que necesitará. Esta película en particular fue su propia referencia. Empezamos planificándola en 16mm, luego íbamos a usar una Alexa, que es la cámara con la que rodamos el cortometraje Bad Bunny, y que tiene una gama de colores notable. Por supuesto, no depende de la cámara crear los colores y las texturas, sino de nosotros mismos. Así que terminamos dándonos cuenta de que esta vez sólo necesitábamos la cámara para ver a través de la oscuridad, y acabamos usando una simple Sony A7. De todos modos, no importa cómo filmamos cada película, siempre pasamos mucho tiempo con Marco Amaral en la corrección de colores”.

Film de imaginario subversivo, fetichista y surrealista, Um Fio de Baba Escarlate confirma a Carlos Conceição como una de las voces más llamativas y atractivas del cine portugués contemporáneo, un creador al que no perder la pista, y más cuando nos confirma que la sorpresa para el espectador es y será una constante en su carrera: “Cada película viene de su propio mundo. Serpentário, por ejemplo, venía de un lugar emocionalmente diferente. Era más como una fábula. Espero que mi próxima película, si es que llega a ver la luz del día, vaya en una tercera dirección, no comparable con ninguna de mis obras hasta ahora. El desafío es siempre doloroso y siempre pensamos que será el último, pero soy demasiado joven para retirarme”.