APICHATPONG WEERASETHAKUL
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APICHATPONG WEERASETHAKUL. EL IMPERIO DE LOS SENTIDOS

“Creo que mis películas no suelen dejar a nadie indiferente. Hay quien me dice que le han hecho sentir una gran conexión, y quien me dice que no ha conseguido entrar en ellas en absoluto”. Apichatpong Weerasethakul (Bangkok, 1970) pasa por ser uno de los creadores más relevantes del panorama cinematográfico mundial, un cineasta siempre aplaudido en los festivales y en círculos cinéfilos, aunque muy poco o nada conocido por el gran público. Contemplativo, radical, siempre hipnótico, el cine de Weerasethakul apuesta por convertir cada uno de sus trabajos en una experiencia sensorial, alejándose de lo racional y  de estructuras narrativas más o menos convencionales. Al mismo tiempo, ha roto fronteras, y su contenido visual se vehicula no solamente a través del cine, también de galerías y museos, a partir de instalaciones y otras obras artísticas.

Coleccionista de premios en certámenes de medio mundo, Apichatpong Weerasethakul vive una, parece que perpetua, historia de amor con el Festival de Cannes, donde se llevó la Palma de Oro con ‘Uncle Boonmee recuerda sus vidas pasadas’ (2010). Pero también ganó la sección Un Certain Regard con ‘Blissfully Yours’ (2002) y dos Premios del Jurado con ‘Tropical Malady’ (2004) y, hace escasos meses, con ‘Memoria’, la película que participará en la Sección Oficial de este 18 Festival de Sevilla.

Resumimos la manera de ver la profesión de Apichatpong Weerasethakul a partir de las propias reflexiones del cineasta tailandés recogidas en varias entrevistas.

Su relación con el público

«Mi manera de hacer cine está basada en cosas que no puedo expresar en palabras. Les pido que se dejen llevar, que floten en la película. Descarten la lógica del tiempo. Y duérmanse si les apetece, me parece bien (...) Me planteo mis películas como algo que ruedo para mí mismo, buscando la mejor manera de plasmar en la pantalla las ideas que tengo acerca de mis recuerdos. Con suerte, el público podrá recurrir a su propio tiempo y a su propio ritmo para interpretarlas (...) No tengo una relación con la audiencia, eso no quiere decir que no comparta con la gente, por supuesto que lo hago, cuando voy a festivales por ejemplo, pero en general me veo a mí mismo como público. ¿Responsabilidad hacia el público? No, mi única responsabilidad es con mi productor para finalizar y completar la película como prometí. Como artista lo mejor que puedo hacer es ser honesto con lo que hago”.

Su método

“Planteo mis películas desde cosas que tengo en la cabeza. Recuerdos, sueños, conceptos, ideas, palabras, colores, lugares... Para mí las películas no son grandes historias, para eso ya están los libros. Son otra cosa por sí mismas. El cine es la existencia de una experiencia invidual. Yo lo siento como si fuera un ser vivo que tiene alma. Que puede viajar y a la vez hacerte viajar. Es la herramienta de la libertad. Incluso creo, de forma inocente, que su impacto se puede usar para mejorar el mundo, y cada vez más con los avances tecnológicos. Creo que incluso el conflicto en Tailandia se podría resolver con el cine”.

El tiempo y los sueños

“Cuando nos despertamos del sueño, en la realidad eso dura mucho, pero en el cine es algo casi instantáneo porque el tiempo es limitado. El cine desordena los procesos del tiempo. Así que a veces quiero representar el tiempo real sobre ese y otros asuntos por el espectador. La distorsión del tiempo es cine”.

Los referentes

“Cuando me preguntan por mis influencias, normalmente cito al cine iraní, a Tsai Ming-liang, Hou Hsiao-Hsien, Chantal Akerman... y a Steven Spielberg, que visto desde un pequeño pueblo tailandés era Dios. Películas como Encuentros en la Tercera Fase, En busca del Arca Perdida o E.T. El Extraterrestre fueron muy importantes para mí, de alguna manera me empujaron a hacer cine, aunque siempre lo vi como algo inalcanzable. Todos son cineastas que me han inspirado para encontrar mi propia luz y representarla en la pantalla. Y de pequeño me encantaban las películas de ciencia ficción y fantasía, especialmente las que tenían un montón de efectos especiales como las películas de catástrofes. Pero yo nunca he sido verdaderamente cinéfilo, soy principalmente seguidor del tipo de cine que yo hago, un cine personal que no responde a influencias. Cada vez he ido mirando más a lo que tengo en casa, a las cosas que me llenan y que echaría de menos si perdiera. Mis perros, mi novio, mis árboles... Ahora son mi mayor fuente de inspiración”.

Cine político

“Nunca me he sentido un activista que hace cine político. De hecho, no estoy del todo seguro de qué significa ser un cineasta político. No tengo una agenda en mis películas, ni un gran deseo de usar mi cine para instigar el cambio. De la misma manera que no someto mi trabajo temático y técnico a demasiado análisis, no soy consciente de cómo funciona la política en el primer plano de mi trabajo (...) Estoy de acuerdo en que la política es parte de mi trabajo porque es parte de la vida diaria. Como el aire que respiramos. ¿Cómo no captar la política si intentamos captar la forma en que vive la gente? La política está enredada en nuestro día a día. No podemos escapar de ella, incluso aunque en el sudeste asiático seamos muy buenos encontrando formas de distraernos. Podemos vivir vidas bastante cómodas si queremos, incluso sin mucho dinero, pero luego, en cierto punto, comienzas a ver el mecanismo que impulsa a la sociedad y te das cuenta de que es muy feo”.

La Palma de Oro en Cannes

“Desde que gané la Palma de Oro se volvió más difícil producir mi cine, películas pequeñas, sin estrellas. Es el clima que se respira cuando buscas financiación. Ahora todo se pide a gran escala. En cualquier caso, siempre he pensado que un festival de cine es un lugar estupendo para reencontrarte con amigos y para ver películas. Cuando he sido jurado en algún certamen me he dado cuenta que juzgar una película es un proceso superficial, porque realmente es muy subjetivo: los jurados están formados por unas pocas personas. En Cannes, por ejemplo, hay películas que están a punto de ganar, y si hubiera un poco de tiempo más para que el jurado discutiera sobre ello quizás el palmarés cambiaría radicalmente. Así que ganar una Palma de Oro no hace que una película sea la mejor. Aprender eso es muy útil, porque así no piensas nunca que haces películas para ganar algo”.

‘Memoria’, su última película

“Esta película ha sido entrar en un territorio nuevo para mí, salir de mi zona de confort. Rodar en inglés y en español, y hacerlo en Colombia. Al principio del rodaje yo era como un fantasma a la deriva, absorbiendo movimientos, luces y sonidos. Era consciente de la memoria política del país, por supuesto, pero Memoria no es una declaración política. Creo que es un tributo hermoso a un territorio desde la perspectiva de un extranjero Contemplé mucho las heridas y las cicatrices de Colombia. Pero mi acercamiento se limitó a observar y a ser consciente de ellas. Creo que para los espectadores locales, esas heridas se revelarán escondidas en cada plano. Por otro lado, escribí la película pensando en Tilda Swinton, sabiendo que es una actriz que no necesita explicaciones. De hecho, fue ella quien creó y me enseñó la esencia del personaje. La idea de la memoria está incrustada no solo en la gente, sino en todo: el paisaje, el sonido, el agua. Mi nueva película rastrea eso a partir del personaje de Tilda Swinton, de cómo experimenta y se entrega, y cómo llega a encontrar un sentido a su propia existencia”.

 

* Declaraciones recogidas de entrevistas en The Guardian, El Mundo, IndieWire, Rain-Mag, Purple Magazine, OtrosCinesEuropa, Lumière, Revista Mutaciones y El Antepenúltimo Mohicano.