Paula (Alexandra Jiménez, 'Las distancias') es una mujer fuerte y cariñosa. Raúl (Juan Diego Botto, 'Los europeos') es un hombre inflexible y a la defensiva, padre separado que no quiere compartir con nadie más el escaso tiempo que pasa con su hijo Dani. Esta película plantea con hondura y verdad las heridas abiertas de la llamada familia reconstituida, o cómo lograr mantener el equilibro emocional en una pareja cuando la descendencia llegó primero. La cineasta jerezana Yolanda Centeno da el salto al largometraje ampliando el tema de un corto anterior: el conflicto entre los afectos y los genes, así como la sensación de intrusión y de miedo a perder el vínculo parental por cuestión de sangre. Este relato, sencillo y nada fácil, se vale de potentes recursos visuales que lo alejan del drama al uso para expresar lo indecible: una tristeza sin herederos.