RDP ABRAZAME FUERTE
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MATHIEU AMALRIC: “ME GUSTA CREAR AMBIENTES DE TRABAJO DONDE PASEN COSAS”

El actor y director francés ha presentado a la prensa Abrázame fuerte, una de las joyas de la sección Nuevas Olas

 

Sevilla, 12 de noviembre de 2021.- Reputadísimo intérprete para cineastas de la talla de Roman Polanski (La venus de las pieles), Bertrand Bonello (De la guerre), Eugène Green (Le pont des arts, Les signes, Le fils de Joseph), Alain Resnais (Las malas hierbas, Vous n’avez encore rien vu), Julian Schnabel (La escafandra y la mariposa), Tsai Ming-liang (Visage), Wes Anderson (La Crónica Francesa, El gran Hotel Budapest) o Steven Spielberg (Munich). Actor fetiche de Arnaud Desplechin (Un cuento de Navidad, Tres recuerdos de mi juventud o Los fantasmas de Ismael, entre otras). Incluso pérfido villano en una de James Bond (Quantum of Solace). Ganador de tres premios César, la trayectoria interpretativa de Mathieu Amalric habla por sí misma.

Pero también lo hace su carrera paralela como director. Debutó con Mange ta soup (1997), ha rodado varios cortometrajes, con Tournée (2010) fue Mejor Director y premio Fipresci en Cannes. Y con Barbara (2017) se llevó el Giraldillo de Plata a su dirección en el Festival de Sevilla. Ahora regresa al certamen hispalense con Abrázame fuerte, donde sigue a una mujer que aparentemente abandona a su marido y a sus hijos. Vicky Krieps, inolvidable en El hilo invisible, de Paul Thomas Anderson, y a la que este verano vimos en Tiempo, de M. Night Shyamalan, es la protagonista de un film que, en manos de Amalric, se convierte en un puzzle que juega con la temporalidad, con la voz interior de la protagonista en su crisis emocional y con el choque fundamental entre lo real e imaginado.

Acompañado en la rueda de prensa por el actor Arieh Worthalter, Mathieu Amalric ha empezado hablando sobre la concepción de Abrázame fuerte: “Partimos de un texto de Claudine Galea, Je reviens de loin, que no se parece demasiado a la idea de una obra de teatro que tenemos habitualmente. Es un conjunto de pensamientos, de monólogos, uno de los personajes solo se expresa a través de poemas... El libro me hizo llorar. Hay algo, un gesto de la protagonista, que se dice a sí misma: Soy yo quién se ha marchado. Algo en esa supuesta huida que navega en la frontera de la locura. Y luego está lo que provoca la ausencia de esa mujer en su familia. Llorar no me hizo pensar inmediatamente que en el libro hubiera una película, pero a mí me había provocado algo”.

Arieh Worthalter, el protagonista masculino del film, ha hablado de la manera de trabajar, muy libre y nada convencional, de Amalric: “Mathieu no es nada controlador. Él sabe lo que quiere hacer y lo que quiere contar, pero te deja mucho espacio para improvisar. Siempre sabemos en qué punto estamos y podemos aportar aspectos al nuestro personaje. Mathieu suele cambiar cada día las escenas, trae cosas nuevas cada mañana, pero no las hablamos demasiado, deja que las cosas pasen durante el rodaje. Es un proceso que fluye, quizás más peligroso que otro tipo de rodajes, pero muy interesante”.

Sobre ese proceso vivo y cambiante, con reescrituras del guion en cada jornada, el cineasta ha comentado: “Hay mucho trabajo previo, toneladas de libretas escritas, y es muy interesante tomarlo como punto de partida hasta llegar a algo que se pueda compartir con los actores y el resto del equipo. Además, conozco a muchos técnicos, al operador, al sonidista, desde hace más de veinte años y todos han compartido antes conmigo la cronología exacta de la historia que vamos a contar, así que, por muchos cambios que propongamos, siempre sabemos lo que estamos rodando. Lo importante es dar con el dispositivo justo para crear un ambiente de trabajo donde pasen cosas, donde surjan ideas y hacer que el proceso sea más vivo y apasionante para todos”.