Cuatro largometrajes como director más tarde, Jonás Trueba ya es un cineasta con voz propia. Hijo de Fernando y sobrino de David, debutó en 2010 con 'Todas las canciones hablan de mí', a la que siguieron 'Los Ilusos' (2013), 'Los Exiliados Románticos' (2015) y 'La reconquista' (2016). También guionista de 'Más pena que Gloria', 'Vete de mí' y 'El baile de la Victoria', Jonás Trueba cambia ahora de tercio con un proyecto insólito, abierto a lo imprevisible.
A partir de encuentros, charlas y situaciones dramatizadas con adolescentes, 'Quién lo impide' trasciende los formatos tradicionales y los cauces habituales de distribución, y, como proyecto vivo y colectivo, no teme probar y equivocarse. El resultado, hasta ahora, está formado por cuatro piezas. Dos de ellas, 'Sólo somos' y 'Si vamos 28, volvemos 28', se presentan en el #15FestivalSevilla, en dos sesiones con coloquio final con el director. En un encuentro con la prensa, Jonás Trueba explicaba las claves del proyecto:
La estructura abierta
"No sé si llamarlas películas, piezas... Para no llamar al proyecto work in progress, diría que es una especie de película abierta. A mí me gusta llamarla película en marcha. Hay cuatro piezas circunstanciales que funcionan bien en sí mismos. No están estrictamente cerrados, esos montajes van a modificarse. Sospecho que va a haber más piezas, también existe la voluntad de seguir filmando. No estamos hablando de piezas monolíticas, en realidad el título del proyecto dice mucho en este sentido: 'Quién lo impide', quién nos impide seguir haciendo esto, seguir trabajándolo. En realidad, creo que dentro de un tiempo, no sé cuándo, quizás ya seamos todos ancianos, va a existir una película llamada 'Quién lo impide' que lo englobará todo".
La transición
"Cuando termino una película, quizás porque empiezo a odiarla inmediatamente, ya surge en mi cabeza la siguiente. Suelo pensar que mis trabajos son reactivos y acabo dándome cuenta de la continuidad que tienen. Con 'La reconquista', por ejemplo, tuve la sensación de que terminaba una fase, una etapa de mi carrera. Pero en el fondo, 'Quién lo impide' nace de ella, de las ganas de seguir colaborando con Candela Recio y Pablo Hoyos, sus dos protagonistas adolescentes".
El punto de partida
"Cuando propones algo que te resistes a definir como "película" y le añades "de adolescentes", a los adultos que te escuchan les ataca la pereza, el paternalismo... y si lo cuentas a los periodistas, salen corriendo, hay un apartheid inmediato. El dispositivo de salida del proyecto era yo con una cámara, y ellos dispuestos a ver qué ocurría. Desde ahí todo se ha desarbolado. Ampliamos el marco y las conversaciones, aparecieron nuevos chavales, y continuamos con los que tenía más feeling... José Luis Guerin hablaba de "puesta en situación", que es una expresión que creo que encaja muy bien con este proyecto. Y que se diferencia de la clásica "puesta en escena" que marca el director. Se trata de observar, plasmar lo vivido, y no encajarlo con la idea que tienes cuando preparas una película más convencional. El resultado es monstruoso: hay muchísimas horas de material filmado, muchas conversaciones, pequeñas ficciones que desarrollábamos... No diría que los chicos son coautores, en la película impera mi mirada. Los chicos han dejado que yo me mezclara con ellos, y es verdad que han participado en algunas decisiones de montaje, les consultaba algunas cosas... pero al final la decisión siempre era mía".
La adolescencia
"Para plasmar la adolescencia, sentía que tenía que reconectarme mucho con ella. Durante el proceso me he preguntado qué podía aportar yo, hoy día que todo el mundo tiene una cámara en el móvil. Al menos tenía la posibilidad de devolverles la confianza que ellos me daban, y al mismo tiempo ellos tenían la oportunidad de mostrarse como son. Pero he descubierto que 'Quién lo impide' no habla de la adolescencia, sino de asuntos que representan a cualquiera: la amistad, la sociedad, el amor, la política, el sexo... cosas que atañen a los adultos igual que a los jóvenes. En realidad, los chavales consiguen charlar sobre estos temas con una sinceridad que los adultos parecen haber perdido.
Referentes
"Hay mucho de prueba y error en las películas, en el proyecto. Y creo que se nota una evolución, porque al principio iba más perdido, pero con el paso de los días y del proceso vas aprendiendo. De todos modos, al final, la propuesta tampoco es tan innovadora, enlaza mucho con el cine directo más clásico. Quizás los referentes más claros son el francés Jean Rouch y el canadiense Michel Brault, que fue cámara de Rouch y también hizo películas encajadas en ese cine directo. Brault contaba que lo que había aprendido con Rouch es que los jóvenes se confiaban a la cámara. Yo veía su trabajo con gran envidia, y pensaba que no había nada parecido en España".
