TRÁS-OS-MONTES

Una de las cimas del cine documental (universal) es este particular estudio en torno a la región a la que alude el título: su geografía, historia, folklore, identidad y alma. A lo largo de «setenta días laborables» que comenzaron en septiembre del 74, y de diez mil kilómetros, se rodó esta obra guiada por los habitantes de aquel paisaje rural majestuoso que, transmitiendo sus leyendas, dan paso a un tiempo oscilante entre el pasado mítico —celta— y el brumoso futuro. António Reis (asistente de Manoel de Oliveira en la seminal Acto de primavera, de 1963) y su hasta entonces colaboradora de montaje y sonido Margarida Cordeiro (juntos firmarían, a partir de este, sus tres largometrajes) rompen las reglas del cine etnográfico con esta obra lúdica, lírica, mágica y casi sagrada, admirada por cineastas como Pedro Costa, Joris Ivens y Jean Rouch. Un «poema topográfico» que retrata la erosión de la modernidad y el éxodo forzado en una zona desdeñada por su mismo gobierno.