Lo que comienza como una sencilla exploración del proceso de producción del aceite de oliva se transforma en una meditación poética sobre la pertenencia, el tiempo y el frágil futuro de las tradiciones rurales. En este documental, Fany de la Chica regresa a sus raíces jienenses para capturar la vida de los olivareros en un pequeño pueblo andaluz, hace una década y en la actualidad. Como la única directora de cine de su región, sintió la responsabilidad de reflexionar sobre una forma de vida que se desvanece bajo la creciente inestabilidad del campo. A través de un ritmo inmersivo, de la sencillez y belleza de los paisajes y el piano de Dorantes, la película revela algunos de los desafíos más urgentes de Europa: el cambio climático, la crisis agrícola, la inmigración y la despoblación.