Una obra maestra que respondió a la preocupación creciente por la guerra nuclear con humor irreverente. En plena Guerra Fría, convencido de la existencia de un complot comunista destinado a conquistar el planeta envenenando el agua, un psicótico general estadounidense decide, solo y sin ninguna amenaza que lo justifique, enviar sus B-52 equipados con bombas atómicas a atacar la Unión Soviética. En esta comedia tan despiadada como grotesca, Peter Sellers interpreta a tres personajes: un presidente demócrata, un oficial británico y el desopilante Dr. Strangelove, científico renegado de la Alemania nazi. En 1989, la Biblioteca del Congreso incluyó  esta sátira de Kubrick en el Registro Nacional de Cine por su “importancia cultural, histórica y estética” y, en 2000, el American Film Institute la clasificó como la tercera mejor película cómica estadounidense de la historia.