Dau. Natasha

SER SOVIÉTICO EN 65 MILLONES DE FOTOGRAMAS

DAU. Natasha es la primera muestra de un mastodóntico proyecto multidisciplinar surgido hace más de diez años en la cabeza de Ilya Khrzhanovskiy (Moscú, 1975), título que tiene hoy su prèmiere española en el Festival de Sevilla y que el propio cineasta ruso ha presentado en rueda de prensa. Sobre su ambientación en un centro científico sometido al terror estalinista, el director de la película ha contado que se crió hasta los 16 años en la Unión Soviética y vivió “el ambiente de horror que imponía aquel régimen. En realidad, la idea era tratar esas vidas corrientes, de personas que aman, odian, investigan, pero que se revelan de otra forma bajo ese sistema totalitario. Quería recrear al individuo soviético, como yo lo soy para bien o para mal, y de esa forma interrogarme sobre mi propia identidad. No me importaba si había un relato cronológico o fantástico, solo pretendía establecer un ambiente donde esos personajes viviesen sin que contasen sus circunstancias sociales”.

En el film, que viene de ganar el Oso de Plata a la Contribución Artística en la última Berlinale, destaca la fotografía de Jürgen Jürges, habitual colaborador de maestros como Fassbinder y cuya experiencia hizo posible llevar a buen puerto este proyecto tan excepcional. “Él quería rodar desde todos los ángulos posibles, sin ningún instrumento técnico que lo impidiera”, explica Khrzhanovskiy. “Un día vino con una solución y empezamos a usar espejos y focos dentro de la escena, incluso hay una donde un personaje cambia una bombilla. Era una decisión arriesgada porque, al mismo tiempo, queríamos usar celuloide y que la luz fuese natural. Es un material físico, que cambia sus cualidades, y esa vida propia se refleja en la película. Rodamos 65 millones de fotogramas que son como la voz del tiempo, representan otra forma de relacionarse con él”.

Dau. Natasha

 

Los números son importantes en esta producción que dio lugar a 700 horas de material, 400 voluntarios y 50 actores que vivieron durante dos años en el set donde se rodó, el mayor plató de Europa. Pese a ello, Khrzhanovskiy ha dicho sobre el rodaje que “no resultó tan intenso como la vida en sí misma. De un rodaje se puede salir, como de un juego. Creíamos estar contando algo importante, por eso ha salido adelante este proyecto”. Para el cineasta ruso, en cualquier caso, se trata de una película completamente colectiva: “Los colaboradores son coautores del proyecto, no solo por su labor concreta, sino porque han aportado sus experiencias de vida, su carácter. Desde Yekaterina Oertel [codirectora y coguionista], que concibió a la protagonista, hasta la propia actriz Natasha Berezhnaya, quien reflejó en ese personaje sus vivencias reales, muy complicadas”.

Preguntado sobre si este polémico film, censurado en Rusia, es un reflejo también del gobierno de Vladimir Putin, Khrzhanovskiy ha admitido que DAU.Natasha, “más que una alegoría, es una descripción de esta forma de mando que también está en otros países. Putin ha sido un agente de la KGB, que era casi como la Gestapo en tiempos de Hitler. ¿Pueden imaginar que un oficial de la Gestapo ascendiera a líder del gobierno en Alemania? Pues yo creo que es comparable. La gente soviética cree en la mano dura, están convencidos de que la necesitan, pero para mí es un trauma entenderlo de ese modo. Ahora vuelve a haber gente que levantaría una estatua a Stalin, así que parece evidente que ese sentimiento sigue vivo”.