Un fotograma de Dau.Natasha

PROYECTO DAU: EL SHOW DE STALIN

El Festival de Sevilla trae a España el primer resultado de un proyecto entre visionario y loco, que durante más de 10 años convirtió un gigantesco plató en la URSS de los años 50. DAU. Natasha es uno de los platos fuertes de la Sección Oficial.

 

Es uno de los acontecimientos de la 17 edición del Festival de Sevilla, que no podía dejar escapar en su programación el primer resultado de una de las ideas más locas, excéntricas y, también, visionarias de la historia del cine. Si pudiera compararse con algo, que no puede, podría emparentarse al vanguardista Dogma’95. Pero DAU es otra cosa, mucho más monumental y chiflada: todo nace de la portentosa mente del ruso Ilya Khrzhanovskiy (Moscú, 1975), que tuvo la idea de reconstruir la URSS de Stalin en un enorme plató, que sería conocido como El Instituto. Como si de un experimento sociológico se tratara, se llevó con él a más de 400 personas dispuestas a viajar en el tiempo sin montarse en un vistoso DeLorean: así las cosas, profesionales de distintos ámbitos debían vestir, hablar, respirar, durante las 24 horas del día como si estuvieran en los años 50 y 60. La voluntad de Khrzhanovskiy era convertir El Instituto en un laboratorio creativo, pero el proyecto también tenía mucho de investigación histórica y de estudio antropológico. El Show de Truman hablaría ruso.

Para comprender mejor la magnitud de la propuesta que hay detrás de DAU. Natasha, y de la otra quincena de largometrajes y las varias series que fueron resultado del confinamiento temporal, os damos cinco claves para entender qué se esconde detrás de una iniciativa sin precedentes.

 

1) El Instituto

La idea inicial de Ilya Khrzhanovskiy era rodar un largometraje, pero DAU creció enseguida, convirtiéndose en un proyecto único, multidisciplinar y en constante evolución, que combinaba cine y ciencia, antropología y espiritualidad, arte y experimentación. En septiembre de 2009, se construyó el interior del inmenso plató, 12 mil metros cuadrados situados en  la ciudad ucraniana de Járkov, el mayor jamás construido en Europa. Inspirado en el Instituto de Problemas Físicos de la Academia Rusa de Ciencias, centro de investigación científica que dirigió el Premio Nobel de Física Lev Landau, El Instituo creado por Khrzhanovskiy abrió la puerta a profesionales del cine, pero también a científicos y trabajadores de otros sectores (de camareros a peluqueros o policías), a los que se envió al pasado: su compromiso con el proyecto incluía vivir meses, años, en un microcosmos que reproducía las mismas condiciones de vida de la URSS de los 50 y 60, sin las bondades tecnológicas de hoy. La línea de creación cinematográfica acabaría creciendo y desarrollándose en otros sectores y contextos.

2)  El secretismo

Durante una década, nadie habló públicamente de lo que estaba sucediendo en el interior de El Instituto. Entre las reglas que se aceptaban al penetrar entre sus muros estaba no hablar de DAU. Como pasaba con El Club de la Lucha. Grupos sociales muy diferentes y con visiones totalmente distintas de la vida vivieron tal y como lo habían hecho sus abuelos en la URSS de Stalin, trabajaron, se vistieron, se amaron, se odiaron, y, claro, se denunciaron. Y mientras se despertaban los conflictos, las alegrías y tragedias, iban surgiendo las distintas historias que, de forma interminente, serían filmadas por las cámaras. Sin guion: "No había un texto previo escrito. Todo ocurría sobre la escena. Quien estaba en ella procedía, actuaba, según le dictaba su intuición o propósito", contaba Ilya Khrzhanovskiy en la presentación de DAU. Natasha en el Festival de Berlín, donde se estrenó el primer film del mastodóntico proyecto.
 

3) ¿Experimento o explotación?

Cuando se supo de las insólitas características del Proyecto DAU, y empezaron a circular los rumores respecto a lo que en El Instituto sucedía, con quejas abiertas de algunos de los partipantes, las críticas llegaron, como no podía ser de otra manera. Khrzhanovskiy se defendía: “Quienes participaron en DAU son héroes, porque invirtieron su tiempo, su trabajo y sus emociones en un proyecto creativo común. No hubo explotación, no hacíamos un show a lo Gran Hermano. Los participantes se prepararon conscientemente para la experiencia. Y al comenzar los rodajes, había ciertas reglas que eran conscientes que tenían que seguir”. No se rodó constantemente, con la idea de acumular horas de grabación a las que darle forma. Cada filmación tenía un sentido, un propósito, y se vivían largos períodos en los que las cámaras estaban apagadas. Los participantes estaban al tanto de cuándo se rodaba, no estaban obligados a participar en todos los procesos de grabación, no se utilizaron cámaras ocultas, y el equipo de rodaje también estaba vestido con trajes de época.

4) Resultados

Surgido con la intención de entrelazar ficción y realidad y dar rienda suelta a la creatividad, el ambicioso experimento multidisciplinar ha tenido como resultado más de 700 horas de metraje repartidas en una quincena de películas y varias series. Ilya Khrzhanovsky contó con la  colaboración de otros cineastas, como Jekaterina Oertel, Ilya Permyakov y Aleksey Slusarchuk. Cabe recordar que el mentor del proyecto llegó a DAU tras llamar la atención con su primer largometraje, 4 (2004), con el que ganó premios en los festivales de Rotterdam, Buenos Aires, Sochi o Atenas, y fue nominado a los European Film Awards.
 

5) Natasha

La película que nos ocupa, la primera que vio la luz, es DAU. Natasha. Codirigida por Khrzhanovsky y Jekaterina Oertel, se presentó en la Berlinale (que también proyectó, fuera de competición, DAU. Degeneratsiya), donde ganó un Oso de Plata a la Contribución Artística, y llega a España gracias al Festival de Sevilla. La protagonista, que da nombre a la película (y que aparece en otros de los largometrajes de la iniciativa), trabaja en la cantina de un centro de investigación científica donde sucede la acción (de este y de otros films del universo DAU). Y pone el foco en las relaciones de poder bajo el terror estalinista. Con actores no profesionales, el film incluye escenas de sexo y de torturas que llevó a ser censurado en Rusia por “difundir pornografía y propaganda”. En cualquier caso, una oportunidad perfecta para penetrar en un mundo sin referentes, único, de los que permite mantener que el cine es magia y que no todo está inventado.