Gianfranco Rosi

LAS FRONTERAS DE LA DESTRUCCIÓN Y LA MUJER MODERNA EN EL CUENTO DE HADAS

Gianfranco Rosi ha presentado 'Notturno', documental de Sección Oficial sobre la vida cotidiana de un Oriente Medio asediado por múltiples conflictos

También compite por el Giraldillo de Oro 'Ondina', de Christian Petzold, una historia de amor con tintes fantásticos e inspirada en la mitología germánica, que inaugura hoy el Festival de Sevilla

En la primera de las ruedas de prensa de esta edición del Festival de Sevilla, que pueden seguirse a través del Canal SEFF, Gianfranco Rosi (Asmara, 1963) ha presentado la película Notturno, que forma parte de la Sección Oficial. Un proyecto que se gestó a lo largo de tres años, cuando el director italiano empezó a viajar por Oriente Medio, sin ni siquiera una cámara: “En un cuaderno de notas iba recogiendo lo que yo llamo los absolutos, lugares del paisaje y territorios de la mente que constituyen un elemento psicogeográfico”, ha explicado el cineasta.

La película pone el foco en la vida cotidiana en las fronteras de Iraq, Kurdistán, Siria y Líbano, zonas que, según Rosi, “separan la vida del infierno, de la desesperación, la destrucción y el silencio. Para mí, estar allí significaba dar testimonio de la memoria. De eso va esta película, de encontrar un momento que es tan profundo que se convierte en la síntesis de la vida, y en ese instante debo olvidarme de lo que ocurre antes y después. Son como notas musicales y los silencios que quedan entre ellas”.

Notturno

 

Rosi se refiere a una suerte de cronología fragmentada que emerge de esos retratos, aislados pero conectados, y que ha ensamblado en el film como un puzle. “Al final del proceso, han dado lugar a una historia maravillosa. Quería mostrar la universalidad del dolor, es el resultado de la guerra y da igual que sea el de una madre en Kurdistán, en Siria o en Líbano”. Parte de esa fragmentación también responde al hecho de que “el tiempo en aquellos países está suspendido, todo el mundo está esperando un enemigo invisible, como es el ISIS”. De hecho, ha contado el cineasta, una de las mayores dificultades del rodaje residió en los continuos cambios de localización: “Una vez que estás dos o tres días en un sitio, te conviertes en objetivo militar”.

Maestro de la no ficción, Rosi —que ya se hizo con el Giraldillo de Plata en 2013 con la sorprendente Sacro GRA— también ha ahondado en el carácter de este nuevo documental ficcionalizado, pero en el que nada está escrito. La clave, ha dicho, está en el rigor del lenguaje cinematográfico, siempre presente en esta película. “Quería llevarla a la autoridad del documental, pero siempre desde una búsqueda de la verdad y a través del formalismo cinematográfico. Para mí lo importante no es la diferencia entre ficción y documental, sino entre verdad y mentira. No quería crear un desapego de la historia, pero no estoy de acuerdo con el verismo, necesitamos distancia”.

Ondina, más allá de la proyección del deseo masculino

La película Ondina inaugurará hoy la 17 edición del Festival de Sevilla. Se trata del último trabajo de Christian Petzold (Hilden, 1960), con el que también competirá en la Sección Oficial. Sobre el origen de este proyecto, ha explicado que se remonta a hace unos 15 años, cuando empezó a trabajar con la actriz Nina Hoss y en las conversaciones que mantenía con ella sobre “el misterio del arte”. En una de ellas hablaron sobre el mito germánico de Ondina, una ninfa del agua que se venga de su amado tras descubrir su traición: “Su figura es, en realidad, una proyección del deseo masculino”, ha expresado Petzold, que desde entonces se interesó sobre todo lo relacionado con este relato, que ha conocido distintas versiones en la historia de la literatura.

Más tarde encontró el que sería su punto de vista, el que quería imprimirle a esta historia, al leer el libro de Ingeborg Bachmann, “donde ella realmente pensaba y reflexionaba”. Pero fue a través de su relación con otra actriz, Paula Beer, cuando se decidió a hacer esta película. Ocurrió durante el rodaje de otro film, En tránsito (2018): “Me comentó que estaba un poco enfadada, porque el libro en el que se basaba aquella historia definía muy bien a todos los personajes masculinos, pero no el de la mujer a la que ella encarnaba”. En ese momento, Petzold recordó la conversación con Hoss y la historia de Ondina, que de alguna forma estaba conectada a aquella otra cinta y que, no en vano, acabarían protagonizando de nuevo Paula Beer y su compañero de reparto Franz Rogowski.

Ondina

 

La película resultante parte de ese folklore y lo traslada al Berlín contemporáneo, otorgándole un halo de romanticismo clásico. “Quería hablar del pasado desde el presente”, ha afirmado el director alemán. “Me encantan los cuentos de hadas, las canciones y la tradición oral. Ondina es un personaje romántico que surge en la Alemania del siglo XIX, cuando se estaba convirtiendo en una nación industrial donde todo iba a centrarse en el dinero. Nuestra realidad capitalista de hoy, que viene de ahí, nos dice que no hay evolución ni historia, pero entonces, ¿dónde quedan esa belleza y esas narraciones?”.

En ese sentido, Petzold ha hecho una lectura política de su película, aparentemente ligada al género fantástico. “Tengo la sensación de que el sistema está en crisis. La Ondina de hoy ya es independiente de la subjetividad masculina y ha encontrado su identidad”, ha expresado. Así, para él es un personaje “muy moderno de cuento de hadas”, haciendo referencia a la obra de Friedrich de la Motte Fouqué de la que procede este relato. Sin embargo, el cineasta alemán ha querido desvincularlo de visiones como las de La Sirenita de Disney, ya que en realidad la de Ondina “es una historia sobre la sexualidad y el deseo erótico, algo que sí está en el cuento de Andersen”.