En estreno mundial se proyecta Karen, de María Pérez Sanz (Cáceres, 1984), en la que Christina Rosenvinge (Madrid, 1964) da vida a la célebre escritora que firmaba como Isak Dinesen y que quedó en el imaginario colectivo gracias a Memorias de África. La historia que aquí se narra, sin embargo, es otra: un retrato del “desastre doméstico sin idealizaciones, sin épica ni jirafas” que vivió Blixen durante sus últimos años en Kenia y de su relación con un criado somalí. “No te soltaré hasta que me bendigas”, decía la autora sobre la dificultad de abandonar aquel continente, un mantra que se apropió Pérez Sanz durante el rodaje de esta historia de colonos en su Extremadura natal. Le importaba no tanto la psicología de los personajes sino su misterio, el de Dinesen tanto como el de Rosenvinge. La reconocida compositora e intérprete ha destacado “la enseñanza universal del mito de Karen: cómo de un fracaso, de la ruptura de un sueño, te encuentras con tu verdadero sentido”.