DANIEL BRÜHL
noticia

DANIEL BRÜHL SE RÍE DE SÍ MISMO EN ‘LA PUERTA DE AL LADO’

Es uno de los actores más populares de Alemania desde que protagonizó Good Bye, Lenin! (2003) y se convirtió en una estrella. Ha rodado en Europa (Los edukadores, Feliz Navidad, La condesa), en Hollywood (El ultimátum de Bourne, Malditos bastardos, Rush, Capitán América: Civil War o la serie Falcon y el Soldado de Invierno) y en España. Nacido en Barcelona en 1978, de padre alemán y madre catalana, Daniel Brühl ha mantenido los vínculos con nuestro país, tiene casa en la Ciudad Condal, y ha rodado varias producciones españolas, como Salvador Puig Antich (2006), Un poco de chocolate (2008) o Los Pelayos (2012).

 

Ahora debuta tras las cámaras con La puerta de al lado, una comedia muy negra en la que da vida a un actor con muchos parecidos con Daniel Brühl. Comparten nombre, barrio de residencia, varias anécdotas y un perfil similar. Ahondando en esa autoficción que es toda una mina audiovisual, el Daniel personaje es una versión distorsionada del Brühl que conocemos. En la película, el protagonista se prepara para volar a Londres y acudir a un casting que le podría dar un papel en una de superhéroes en Hollywood. Antes de partir, entra en el bar de la esquina, y allí se cruza con el que será su compañero de charla durante unas horas: un tipo de aspecto lúgubre que le mira con el ceño fruncido, y que pronto empezará a criticarle, dolido porque su padre vivía en el apartamento de Daniel, antes que los alquileres se pusieran imposibles.

 

Resumimos las claves de La puerta de al lado a partir de las propias reflexiones del actor y director germano-español recogidas en varias entrevistas.

 

La autoficción

"Quería bajarme los pantalones, como decimos en Alemania, y ser lo más honesto posible sin que la película se convirtiera en algo autobiográfico y vergonzoso sobre cómo lidiar con mi pasado. Me sentí liberado tras hacer La puerta de al lado. Pude vengarme de todo lo que me han dicho en la vida: es el precio que pagas por ser actor, y yo lo hago encantado. Sigo pensando que es una profesión maravillosa. También ha sido una forma de lidiar con eso y de romper con la imagen que hay sobre mí. Desde Good Bye, Lenin! mucha gente piensa que soy el tío más agradable del mundo, que ayudo a los ancianos a cruzar la calle. Queríamos jugar a confundir a la audiencia, nunca fue mi intención hacer un relato autoindulgente: quería establecer el tono desde el principio, subrayando y exagerando, el Daniel de la película es un poco patético, una versión desagradable de mí, que pasa por la vida como un pavo real. Muchos de los detalles sí son ciertos, pero siempre está claro que esto es una comedia y que no me tomo demasiado en serio.»

 

La superficialidad de la fama

«Una de las cosas que quería era interpretar a alguien que se perdió en la profesión, en la fama, que suele ser el caso hoy en día cuando los actores se esfuerzan por mantener esa fachada perfecta. Quería reírme de ese aspecto de mi mundo: la superficialidad, el mundo de Instagram, la pureza filtrada, toda esa mierda con la que tenemos que lidiar. Tener a alguien delante, que no conoces, y que te dice la verdad a la cara, lo que nadie en tu entorno se atreve a decirte. Que tu mundo supuestamente perfecto se pueda desarmar en una sola tarde. Pensé que era algo hermoso y doloroso. Admiro el humor autocrítico de los ingleses, que los alemanes no tienen. Tenía muchas ganas de disparar donde más duele. Porque constantemente me hago preguntas sobre la vida privilegiada que llevo.»

 

Fans y haters

«Una estrella de Hollywood, no recuerdo quién, dijo: A los actores siempre nos molesta que nos reconozcan. Pero nos molesta aún más que no nos reconozcan. Es muy cierto. Recuerdo una anécdota tan incómoda como divertida que me pasó en Barcelona: una pareja sueca se me acercó, con el teléfono en la mano. Sin pensarlo, cogí el teléfono y rodeé a la mujer con el brazo, pensando que querían un selfie. ¡Pero no tenían ni idea de quién era! Pretendían que les hiciera una foto. Fue tan vergonzoso, les comencé a explicar que era un actor famoso… Creo que estuve sonrojado durante una hora. Lo metí en la película, como algo que me dice mi coprotagonista, que siempre hago el mismo personaje en todas mis películas, que no actúo. ¡Eso me lo dijo la esposa de un amigo en una fiesta! Hay algo de lo que me he dado cuenta: la gente es cada vez más invasiva, se está perdiendo la distancia, la cortesía, el respeto. Como las personas que se quedan mirándote mientras estás hablando por teléfono o jugando con tu hijo, que interrumpen tus conversaciones»

 

El origen de la película

«La idea vino tomando tapas en Barcelona. Acababa de llegar para instalarme unos meses y quería mostrarle a la gente que yo pertenecía a la ciudad donde nací. Recuerdo que hablaba muy alto, en catalán, haciendo guiños a la camarera hablándole del Barça... y vi que un trabajador de la construcción me miraba fijamente, sin parpadear. Un poco como Clint Eastwood. Sentí de inmediato que me odiaba. Y empecé a fantasear sobre ello, transformando al tipo en un trabajador de la construcción que podría haber estado trabajando en un andamio en la fachada de mi casa, observándome durante meses.»

 

La estructura de La puerta de al lado

«Desde el principio, la película iba a tratar sobre la gentrificación, sobre alguien que se siente como un invasor. Y había un enfrentamiento entre dos hombres de entornos sociales completamente diferentes. Me lo imaginaba como un duelo, como en un western, que se desarrollaba en un bar. Estaba claro desde el principio que interpretaría a la víctima, por así decirlo.»

 

Dirigir

“Tenía ganas de dirigir desde hace mucho tiempo, incluso antes de tener esta idea. Pero siempre tuve en cuenta el consejo de los cineastas con los que he trabajado: que si quería dirigir, tenía que saber exactamente de qué estaba hablando y qué quería contar. Entonces supe que tenía que encontrar una idea muy personal que me importara. No quería embarcarme en un proyecto demasiado grande ni hacer algo que no tuviera nada que ver conmigo. Y ya en el rodaje, la verdad es que no tenía ni idea de muchos términos técnicos que se utilizan, pero todo el equipo me trató con mucho respeto, pese a que era un novato.»

 

Temas profundos

«Llevo casi 20 años en Berlín y todavía no puedo decir que sea un berlinés. La preocupación por la gentrificación es algo que ha estado conmigo desde que me mudé de Colonia a Berlín. Fui un privilegiado desde muy joven, porque el éxito de Good Bye, Lenin! me permitió vivir la vida que deseaba, y alquilar un apartamento en Prenzlauer Berg, el barrio de Berlín del que todos hablaban entonces. Y en Barcelona hice algo parecido, mudándome a Gràcia. Y siempre me he sentido como un invasor. No como culpable de la gentrificación, pero sí como parte de ese proceso que han vivido las dos ciudades. Y después, hablando solamente de Berlín, también me interesaba mucho plasmar el conflicto entre alemanes del Este y del Oeste, que es algo que sigue vivo.»

 

Villano para Marvel

«El contraste entre este proyecto y el universo Marvel es impresionante. Pero hay algo curioso que ocurre con sus películas, y es que logran hacerte olvidar de la presión que hay, porque son proyectos que valen mucha pasta. Crean una atmósfera muy cálida, con mucho respeto y tranquilidad, y dan libertad para probar cosas. Y tienen mucho sentido del humor, creo que entenderán y se reirán con las referencias que aparecen en La puerta de al lado, con mi personaje a punto de hacer un casting para una película de superhéroes. Y ya no solo es una referencia a Marvel, es que las pruebas para estos proyectos hollywoodienses a veces son surrealistas: te envían una página del guion con cinco frases, sin contexto, donde todo está borroso y con marcas de agua. A veces es humillante...»

 

El futuro

«Acabo de rodar una nueva adaptación de Sin novedad en el frente, la novela de Erich Maria Remarque. Y estoy desarrollando una serie de televisión basada en una idea que tengo sobre los actores alemanes en Hollywood, algo divertido pero también deprimente y amargo, que quiere explorar en la forma en que los alemanes son encasillados en Hollywood, con ese paso inevitable de interpretar a un nazi al menos una vez. Dirigir alguno de sus episodios sería interesante... En realidad, la experiencia ha sido tan buena que quiero volver a intentarlo.»

 

* Declaraciones recogidas de entrevistas en Variety, The Hollywood Reporter, Cadena SER, The Upcoming, Cineuropa, Screendaily, EPD Film, GQ Alemania y Film Reporter.