El monstruo de St Pauli
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'EL MONSTRUO DE ST. PAULI': TRAS LA PISTA DEL ASESINO

El director de 'Contra la pared', Fatih Akin, se lanza al cine de terror con un relato real, el de un asesino en serie que sembró el pánico en el Hamburgo de los años 70. Desgranamos las claves de la película en cinco puntos.

El Oso de Oro en la Berlinale 2004 para 'Contra la pared' reveló al director alemán Fatih Akin, que, 15 años después, es uno de los responsables de la buena salud del cine germano y su presencia en los festivales de todo el mundo es una constante. Con 'Al otro lado' (2007) ganó el premio al Mejor Guion en Cannes, y con su comedia 'Soul Kitchen' (2009) ganó el Premio Especial del Jurado en Venecia. Su último film hasta la fecha era 'En la sombra' (2017), Globo de Oro a la Mejor Película Extranjera y Premio a la Mejor Actriz en Cannes para Diane Kruger. Ahora, con 'El monstruo de St. Pauli', Akin se lanza al cine de terror con un relato real, el de un asesino en serie que sembró el pánico en el Hamburgo de los años 70. Desgranamos las claves de la película en cinco puntos.

El caso real

Entre 1970 y 1975, Fritz Honka asesinó y descuartizó a cuatro prostitutas en Hamburgo. Le bautizaron como El Destripador de St. Pauli, y su caso fue recogido en un libro de Heinz Strunk, convertido en un best-seller en Alemania. Uno de los aspectos de la novela que más interesó a Fatih Akin fue “su descripción de la fealdad. En los días que vivimos de spas, bienestar y estar en buena forma, era todo un desafío retratar el mundo de alguien acomplejado, con los dientes podridos, e incapaz de relacionarse a causa de su aspecto. Alguien sexualmente frustrado que sólo se acercaba a prostitutas desdentadas y de edad avanzada". Akin dudó en introducir ciertos elementos descritos en el libro de Strunk; uno de ellos fue la violación del asesino cuando solo era un niño. "Llegué a rodar esas escenas, pero las corté en la sala de montaje, porque de alguna manera le justificaban de forma estúpida. Sería una bofetada para todas las víctimas de violación que no se convirtieron en asesinos en serie".

Elegir a un actor

Mucho más joven (tiene 23 años) y guapo que Fritz Honka, el encargado de darle vida en 'El monstruo de St. Pauli' es Jonas Dassler (al que el pasado año vimos en el Festival de Sevilla en 'La sombra del pasado'). A Fatih Akin le aconsejaron contratar a un actor no profesional que hubiera experimentado alguna de las sensaciones físicas del asesino, pero él optó por buscar a un intérprete profesional: "No quería dar una explicación psicológica sobre Honka, aunque sabía que tenía que trabajar mucho con el maquillaje, ya que no encontraría a nadie tan feo y desagradable por naturaleza. Por otro lado, alguien tan joven como Jonas aporta una gran vulnerabilidad al personaje". Dassler se transformó por completo, poniendo en marcha al departamento de maquillaje para cambiar su aspecto.

Violencia explícita

En la proyección de 'El monstruo de St. Pauli' en el último Festival de Berlín, el público reaccionó de forma muy polarizada. Algunos no soportaron una violencia gráfica no apta para todos los estómagos. Akin se defendía: "No queríamos glorificar la violencia, pero teníamos que mostrarla, no podíamos desviar la cámara. Si estás haciendo una película sobre un asesino en serie que mata a mujeres, había que mostrarlo. La duda era cómo hacerlo... Por un lado, quería entretener, provocar miedo, pero por otra parte, también quiero sacudir a los espectadores".

El humor negr(ísim)o

Entre la violencia y la pobredumbre moral y la suciedad cutre y devastadora de los entornos que retrata Fatih Akin, hay cierto margen para un sentido del humor muy negro. “Esos elementos ya estaban en la novela. Me gustaban esos chistes porque no estaban ahí para burlarse de lo grotesco, incidían más bien en la observación de ese mundo grotesco. Quería darle al público algún momento de descanso de toda esta maldad y realismo, una risa antes del próximo shock”.

El cine de terror

Vista su trayectoria, pocos imaginarían a Fatih Akin rodando una película de terror. Aunque el cineasta es todo un seguidor del género desde niño, por influencia de su hermano mayor, que alquilaba cintas en el videoclub: "Mis padres pensaban que estaríamos con películas de Disney, pero recuerdo viendo, con 8 años, la versión director's cut de 'Zombi', de George A. Romero. Me asusté tanto que tuve que leer una y otra vez los créditos para entender que todo era ficción", contaba Akin, que añade: "Siempre me ha fascinado el expresionismo alemán, películas como 'Nosferatu' o 'M, el vampiro de Dusseldorf'. Pero hoy las películas que me aterrorizan son las de Michael Haneke o Ulrich Seidl". El cineasta de origen turco destaca también su gusto por el cine de terror de la productora Blumhouse, o títulos recientes como 'Suspiria', 'The Bababook' y 'El sacrificio de un ciervo sagrado'.