Un viaje de tensión, tenebrismo y realismo: eso es The girl with the needle, thriller dramático danés que cuenta una perspectiva interesante y nada convencional, alejada de la que solemos tener cuando pensamos en la Europa de entreguerras. La historia, basada en hechos reales y dirigida por Magnus Von Horn (responsable de Sweat o The here after), traslada al espectador -con el uso de una fotografía en blanco y negro- a un pasado europeo violento y, a la vez, entristecedor.
Karoline (interpretada por Victoria Carmen Sonne) trabaja en una fábrica como costurera e intenta hacer todo lo que esté en su mano para sobrevivir y tener una vida decente, dentro de lo decente que puede ser estar sufriendo pobreza después de la Primera Guerra Mundial. Tras tropezarse con varios dramas amorosos y tener que lidiar con ellos, Karoline se queda embarazada y entrega su bebé a una agencia clandestina de adopción de niños recién nacidos. En forma de deuda con Dagmar (Trine Dyrholm), la directora del centro, y como fuente de ingresos, Karoline se acomoda en ese sombrío lugar y comienza a ejercer de nodriza, dando sustento y alimento a los bebés que llegan. Después de crear ambas una fuerte relación de amistad, Karoline descubre los horrores que oculta Dagmar e intenta reconstruir su propia vida dejándose guiar por el corazón.
Acostumbrados a ver una gran cantidad indefinible de éxitos taquilleros tópicos sobre los grandes horrores de las guerras mundiales europeas (La vida es bella, 1917 o El niño del pijama de rayas) y sus ataques en momentos y lugares concretos (Pearl Harbour), esta película no tiene absolutamente nada que ver con esta idea preconcebida. Pocos films hemos visto ambientados en esta época desde la perspectiva de las mujeres. Un difícil papel, menos representado, que acarrea un choque de realidad y sufrimiento para el espectador. La maternidad como pilar de esta historia produce una fuerte sensación de empatía, aunque no se sea mujer. La mujer no sólo tiene que lidiar con el machismo, la pobreza, el abandono o el hambre, sino que tiene que tomar crudas decisiones, bien para tener una vida estable o para darle una vida mejor a un hijo. En este sentido, recuerda un poco a Las inocentes, en la cual unas monjas polacas quedan embarazadas tras ser violadas por tropas rusas en la Segunda Guerra Mundial.
La realidad más oscura de la posguerra está tan bien reflejada (deformaciones, abortos, asesinatos, etc.) que produce hasta temblores y un nudo en la garganta. Sin duda, algo destacable de este largometraje es la profesionalidad del reparto de actores, que permite que la historia sobrepase la pantalla y quede grabada en las mentes de cada una de las personas del público. Desde luego, la película cumple con su función. La estética constituye otro rasgo esclarecedor, pues permite contar la narración con un sentido. La maravillosa calidad fotográfica y la combinación de planos detalle con sonidos llamativos remiten de inmediato a la sensibilidad del espectador, para que en todo momento pueda sentirse dentro de ese ambiente.
Tras ganar en septiembre de 2024 el premio Silver Lions en el Gdynia Film Festival de Polonia, y Mejores dirección, actriz, dirección artística y fotografía en el Festival de Cine Europeo de Sevilla, no extrañaría en absoluto que se coronase con más trofeos pronto. Que este megáfono de las mujeres de la época no quede en el olvido.
María Martín Benítez