José Carlos de Isla junto a Paco Ortiz, productor y director de Antonio, el Bailarín de España

PACO ORTIZ, DIRECTOR DE ANTONIO, EL BAILARÍN DE ESPAÑA: “SOMOS, EN GRAN MEDIDA, VÍCTIMAS DEL TIEMPO”

 

En el marco de la vigesimosegunda edición del Festival de Cine Europeo de Sevilla, conversamos con Paco Ortiz, director del documental Antonio, el bailarín de España, centrado en la figura de Antonio Ruiz Soler, conocido como Antonio, el bailarín. La película recupera la memoria de uno de los grandes genios de la danza española, cuya figura quedó ensombrecida con el paso del tiempo. Ortiz, que ya ha dirigido títulos dedicados a iconos del flamenco y la cultura andaluza, utiliza grabaciones inéditas con la voz del propio Antonio para construir un retrato poliédrico, humano y profundamente emotivo.

¿Qué te atrajo de Antonio el bailarín para querer dedicarle esta obra cinematográfica?

Sobre todo, su vida tan imprevisible. Antonio regresa del extranjero y decide formar en España una compañía en un momento en que eso era casi impensable. Siempre estaba aspirando a más, creciendo, buscando nuevas metas. Pero al final, el personaje que él mismo construyó acaba devorando a la persona. Todo lo que había sido éxito se convierte en sombra. Él mismo fue en parte responsable de esa caída, pero también lo fueron las circunstancias del momento: el cambio político de la dictadura a la democracia, el auge de otros estilos musicales y culturales, la irrupción de la Movida Madrileña… Somos, en gran medida, víctimas del tiempo en el que vivimos.

¿Qué fuentes o materiales de archivo fueron más reveladores durante la investigación? 

Leyendo su biografía, descubrí que en su día había sido entrevistado en cintas de casete. Me pregunté si esas grabaciones existirían aún. Contacté con el periodista que lo entrevistó… y resultó que no solo vivía, sino que además las cintas seguían existiendo. En ese momento tuve claro que quería que fuera el propio Antonio quien contara su historia, aunque ya no estuviera con nosotros. Y luego, me sorprendieron muchas cosas: que un artista considerado “del régimen” acabara en la cárcel de ese mismo régimen; que bailara en la Casa Blanca para líderes conservadores y también en la Rusia comunista, recibido entre lágrimas por La Pasionaria y Santiago Carrillo. Esa ambigüedad política y sexual lo hace aún más fascinante.

¿Qué retos ha supuesto equilibrar el rigor histórico con la emoción narrativa?

Para mí, la emoción es lo más importante. A veces los documentales se centran demasiado en la información, en los datos, y se olvidan de transmitir algo. La vida de Antonio era pura emoción. Hablamos de un hombre al que querían conocer Picasso o la reina Isabel II, alguien al que los grandes acudían a ver. Y sin embargo, terminó solo. Mi reto era que el espectador no solo aprendiera sobre Antonio, sino que sintiera su historia.

Durante tu filmografía has retratado a diferentes iconos populares como al cantaor Bambino pero también a otras personalidades como el arquitecto Aníbal González. ¿Qué tienen en común estos iconos para que Paco Ortiz se sumergiera de lleno en explorar y proyectar sus vidas e hitos?

Desde pequeño me ha fascinado cómo personas de origen humilde consiguen llegar a lo más alto. Es algo que comparten todos los personajes sobre los que he trabajado. Aníbal González, que venía de una familia de clase media baja, transformó Sevilla. Bambino, nacido en el barrio gitano de Utrera, se convirtió en el ídolo de masas, “el artista de los artistas”. Y Antonio, que procedía de la Alameda, acabó bailando para reyes y reinas. Me interesa ese recorrido del punto A al punto B: cómo logran desarrollar carreras tan descomunales. No se trata solo de éxito profesional, sino de la capacidad de superarse. Todos ellos me inspiran a querer crecer también como persona y como creador.

¿Tienes perspectiva de seguir explorando figuras del arte y la cultura española en futuros proyectos? Si es así, ¿tienes algún nombre en mente que puedas anunciar?

Sí, nuestros próximos proyectos están más centrados en figuras de la cultura andaluza, que al final también es cultura española. El primero será sobre Miguel Benítez, cantante de Los Delinqüentes, y el siguiente sobre Ricardo Pachón, el gran productor de flamenco y de grandes artistas andaluces como Camarón, Lole y Manuel, Silvio y muchos otros. Es alguien que ha estado en la sombra durante mucho tiempo así que, a través de un documental, me gustaría reconocer como se merece la figura de alguien que transformó la industria musical española. Por su parte, Miguel Benítez fue el alma de un grupo de chavales que, con solo catorce años, componían letras que hoy son himnos intergeneracionales. Aunque falleció joven, su legado sigue muy vivo. Queremos seguir contando esas historias de Andalucía que explican quiénes somos y cómo suenan nuestras raíces.

Beatriz Molina