Desde Noruega, Dag Johan Haugerud nos invita a entrar en el delicado universo de Johanne. Cantaba Rocío Dúrcal, “tengo 17 años, qué enfermedad…. Cuando tenga 18, se me curará”. Como la Fatima de 'La Petite Dernièr', Johanne también tiene 17 años.
La productora Hege Hauff Hvattum nos habla de este relato donde la intimidad, el deseo y la palabra se entrelazan, siendo arte y parte de una trilogía sobre relaciones humanas y escritura, para la que se pensó como primer título: “Sexo y algo estúpido llamado amor”.
La ganadora del Oso de Oro en la Berlinale es esta película en la que un diario se convertirse en escenario de revelación, donde los secretos adolescentes se encuentran con la curiosidad y la mirada adulta. Su madre y su abuela leen lo que ella ha escrito y el mundo de Johanne se transforma.
“Era importante que fueran tres generaciones de mujeres porque la manera en la que se aborda la sexualidad ha cambiado mucho. La abuela se arrepiente de no haber experimentado más. La madre de Johanne se ve en el espejo comparada con su madre y con su hija. Su hija se enamora de una mujer y para ella no supone ningún problema en ningún momento”.
La historia, nacida como trilogía desde el primer momento, traza vínculos intergeneracionales, donde la escritura sirve de salvaguarda a los sentimientos y la introspección adolescente se cruza con conflictos éticos.
“Nos fuimos desde Berlín a Noruega, y nos pidieron que regresáramos. Pensábamos que iban a premiar a Dag, pero la sorpresa fue mayúscula cuando nos llevamos a mejor película”. Haugerud quería que el mismo equipo se mantuviera en las tres partes. Algunos actores tenían otros compromisos, así que consiguieron la proeza de rodar las tres en nueve meses.
Un coming-of-age sensible y profundo, que mezcla deseo, familia y cambio, mostrando cómo los afectos se construyen, se interpretan y a veces se extravían.
El cine europeo vuelve a demostrarnos que las relaciones son mapas que nunca terminamos de dibujar.
Texto de © Beatriz Rodríguez Ruiz
