Pa'trás ni para tomar impulso

‘PA’TRÁS, NI PA’TOMAR IMPULSO’: A CORAZÓN ABIERTO

Hablamos con Marta Esteban, productora habitual de Cesc Gay que está detrás de esta pequeña gran película, una historia de reconstrucción emocional que mezcla realidad y ficción y se entrega a la inagotable energía de su protagonista, Carmen Mesa.

 

Hace 20 años fundó la productora Imposible Films, y cruzó su camino con el de un tal Cesc Gay. El flechazo profesional derivó en equipo creativo con muy pocas fisuras, con siete largometrajes (de Krampack a la recién estrenada Sentimental, pasando por la multipremiada Truman) y una serie de televisión (Félix, para Movistar) en su haber, y con nuevo proyecto más o menos inmediato a la vista, el largo Historias para no contar.

Muchísimas horas de vuelo a sus espaldas (con trabajos con otros cineastas como Alain Tanner, Ken Loach, Maria Ripoll o Joaquín Oristrell), desde que esta barcelonesa verborreica, mordaz y muy divertida en las distancias cortas, rodaba documentales en Perú en los 80, donde vivió varios años. Uno de ellos, Ayllu sin tierra, ganó el Gran Premio del Festival de Oberhausen, en 1980. El espíritu de aquel trabajo, y de otros como Y se hace el silencio (1977) o Lucre (1983), conectan con su nueva aventura. Porque Pa’trás, ni pa’tomar impulso, la película que nos ocupa, una de las joyas de la sección Nuevas Olas y de la programación del Festival de Sevilla 2020, ha sido toda una aventura. “Está hecha a pelo, y estoy muy contenta con el resultado. Es una película emocionante, humanista, que da energía y buen rollo”, explica Marta Esteban.

Hablamos con la productora sobre el film que presenta en el certamen hispalense: una historia de mujeres rodada por mujeres. Con una Lupe García Pérez entregada al proyecto desde la dirección (Esteban ya le había producido el documental Diario argentino, con el ganaron el Prix du Jeune Public en el festival Visions du Réel), la película tiene como motor, faro y razón de ser a una fuerza de la naturaleza llamada Carmen Mesa. Bailaora cordobesa fascinada desde pequeña por los Andes, Mesa soñaba con llevar el flamenco hasta los lugares más recónditos de la Argentina. Dicho y hecho, eso hizo, con una mano delante y otra detrás, lanzándose a la aventura. El destino quiso que Mesa y Esteban cruzararan sus caminos al otro lado del charco, y el resto es historia.

“Cuando la conocí no me lo podía creer: Carmen se bajaba de un autobús con una maleta enorme donde llevaba sus zapatos y su bata de cola, después de 25 horas de carretera, y tan fresca, con una sonrisa. Yo había hecho escala en Argentina de camino al Perú, para ver a una amiga mía que la conocía, y me la presentó. Carmen tenía la idea de contar su experiencia yendo y viniendo, y recorriendo, Argentina, hacer algo con todas esas vivencias. Daba clases de flamenco y representaba donde podía una obra de teatro propia, titulada Yo me lo guiso, yo me lo como, en la que cocinaba una receta de su madre de pollo al ajillo, que luego repartía entre los espectadores. En cada lugar tenía conocidos, amigos, familia del alma, que la alojaban y le organizaban las clases y representaciones para que los dineros le cuadraran mínimamente. Me impactó”, recuerda la productora. “Supe que quería hacer una película”.


 

Esteban sigue contándonos su fascinación hacia Mesa. “Su peripecia es como la vida misma, llena de subidas y bajadas. Carmen es libertad, no la frena ni nada ni nadie. Hay una frase que dice Lupe, la directora: “Yo creía que era libre hasta que conocí a Carmen”. Y es verdad. Ella también es tierra, me recordaba a los protagonistas de aquella película de Fernando Fernán-Gómez, El viaje a ninguna parte. Es como ellos, gente que pone toda su energía en el trayecto, en el caminar, y que tienen quien les recoja en cada lugar que pisan”.

Pa’trás, ni pa’tomar impulso maneja y mezcla ficción y realidad con una naturalidad insólita. “Hay algunas partes ficcionadas, sí, pero la mayor parte de lo que se cuenta le ha pasado a Carmen, y lo recreamos para la película. Y también hay muchas cosas que surgieron en pleno rodaje. Fuimos conociendo a personas increíbles, y muchas de ellas aparecen en la película, gentes que se han cruzado en la vida de Carmen. Hay mucho material maravilloso que ha caído en la sala de montaje, pero teníamos que centrarnos, tienes que saber, que tener claro, lo que quieres contar”, afirma.

De Carmen Mesa a Cesc Gay, y viceversa

Con un estreno en salas previsto para el próximo 20 de noviembre, Marta Esteban tendrá dos películas en una cartelera en horas bajas, víctima, como todos, de la maldita pandemia. Hace unas semanas estrenó Sentimental, su nuevo film con Cesc Gay, una comedia amarga que protagonizan Javier Cámara, Griselda Siciliani, Belén Cuesta y Alberto San Juan. Y está contenta con el resultado, pese a la coyuntura: “Está yendo bien, teniendo en cuenta la situación que vivimos, con los cines cerrados en Catalunya. Creo que la gente tiene ganas de escapar de la realidad que nos rodea, y han visto que con la película pasarán un buen rato y saldrán contentos, que es lo que necesitan”.

Aprovechamos para preguntarle por esa relación profesional con Cesc Gay, un matrimonio cinematográfico aparentemente a prueba de bombas, que ha dado resultados fructíferos y excelentes. “Tenemos una relación basada en la confianza, en el respeto que cada uno tiene por la parcela del otro: yo, por ejemplo, no piso el rodaje, no me meto en ese territorio. Cada uno sabe muy bien cuál es su lugar. Nos conocemos muchísimo, son 20 años…”, afirma. Y continúa, haciendo un retrato improvisado del director barcelonés: “Piensa mucho las cosas, las reflexiona constantemente, la prueba es que hacemos una película cada tres años. Necesita tomarse su tiempo, preparar mucho, muchísimo cada proyecto. Y con el tiempo hemos ganado en oficio y hemos aprendido a ser muy concretos, a rodar lo que queremos rodar. Cesc ensaya muchísimo, porque en realidad él es un gran director de actores, y cuando enciende la cámara ya lleva el texto muy digerido”.

Para acabar, un truco, o consejo, de productora sabia y curtida en mil y una batallas, que deja ojiplático al periodista: “Siempre intento estrenar mis películas la semana después del cambio horario. ¿Por qué? Porque se hace de noche antes. Cuando hay luz natural, cuando hay sol, la gente está en la calle y va menos a las salas. Si te estás tomando una cervecita en una terraza… ¿te vas a meter en un cine?”.