LA HIJA
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MANUEL MARTÍN CUENCA: “SIGO A LOS PERSONAJES SIN JUZGARLOS NI DEFENDERLOS, SUS ACTOS HABLAN POR SÍ MISMOS”

El director almeriense de títulos como ‘Caníbal’ y ‘El autor’ ha compartido con los medios los detalles de su nueva película junto a las actrices Patricia López Arnaiz e Irene Virgüez y los integrantes de Vetusta Morla

El Teatro Lope de Vega acoge el estreno en Sevilla del filme en una presentación en la que la banda Vetusta Morla interpretará el tema principal de la banda sonora, ‘La reina de las trincheras’

 

Sevilla, 10 de noviembre.- El director almeriense Manuel Martín Cuenca (El Ejido, 1964) ha presentado su nuevo y perturbador trabajo, La hija, que llega a Sevilla tras pasar por los festivales de Toronto y San Sebastián. Con esta película, Martín Cuenca, responsable de títulos como El autor, Caníbal o La flaqueza del bolchevique, abunda en la creación de inquietantes atmósferas y en el abordaje de temas complejos que plantean conflictos morales al espectador. Partiendo del encuentro entre una adolescente huida de un centro de menores y un matrimonio que vive de manera obsesiva no poder tener descendencia, La hija propone el absorbente viaje emocional de tres personajes al límite.

“El diseño de producción ha sido especialmente difícil, porque suponía contar una historia a lo largo del proceso de gestación de una vida, del embarazo de la protagonista. Y esa transformación física venía también acompañada de la transformación del entorno, la Sierra de Jaén”, ha empezado explicando el cineasta en su encuentro con los medios.

“Desde el punto de vista de la logística, hubo que rodar la película en tres bloques. También fue un reto a nivel creativo, porque había que conseguir conjugar a esos tres personajes, seguirlos sin juzgarlos, tampoco defendiéndolos y que fueran sus actos los que acabarán hablando por sí mismos. Sin duda, eso era complicado, pero tuve a dos actrices y a un actor maravillosos que me ayudaron a lograrlo”, ha dicho sobre el trabajo de Patricia López Arnáiz e Irene Virgüez, que han acompañado al cineasta durante su presentación en el Festival de Sevilla, y el de Javier Gutiérrez.

Por su parte, Fernando Bovaira, productor de este largometraje, ha añadido que Manuel Martín Cuenca se interesó pronto por este guión, desarrollado con Alejandro Hernández sobre una idea de Félix Vidal. “Manolo se interesó en él, lo que no significa que fuera un encargo, porque en el momento en que apareció, el proyecto pasó a ser una película de Manolo Martín Cuenca. Ahí solo tienes que acompañarle para que dé su visión de la historia y darle los medios necesarios. Lo defino como un thriller dramático, una mezcla compleja que necesita la visión clara del director”.

Martín Cuenca cuenta con dos intérpretes tan contrastados como Javier Gutiérrez y Patricia López Arnáiz, y una deslumbrante adolescente debutante como Irene Virgüez. Sobre el trabajo del equipo de intérpretes, Martín Cuenca ha subrayado la complicidad con ellos. “Tenía muchas ganas de repetir con Javier, y ya le hablé de la historia mientras hacíamos la promoción de El autor (ambientada en Sevilla) Es un actor magnífico, siempre digo que representa a ese hombre común al que acabas de conocer y le das las llaves de tu casa para que te riegue las plantas. Al mismo tiempo tiene esa ambigüedad que le hace capaz de llegar a muchos lugares distintos con su interpretación. A Patricia (López) llegué a través de Eva Leira y Yolanda Serrano, las directoras de casting. Pasaron muchas cosas en esa prueba: hubo una canalización de emociones maravillosas, a corazón abierto... Y más tarde, tras un proceso de casting muy largo, apareció Irene, que me encantó desde la primera prueba: nos cautivó su inocencia, su nula estridencia interpretando, de una forma muy natural: yo la llamaba durante el rodaje mi actriz japonesa”.

Ganadora del Goya a la Mejor Actriz por Ane, Patricia López Arnáiz ha contado su experiencia para componer a un personaje complejo: “Antes de rodar nos fuimos con Manolo al fin del mundo, convivimos en una burbuja varias semanas en el que trabajamos mucho el pasado de los personajes. Hubo improvisación, reflexión, creación, de alguna forma queríamos tener un background, una mochila cargada, con la que arrancar el rodaje”. La intérprete de Mientras dure la guerra o la serie La peste ha destacado el trabajo de dirección de actores de Martín Cuenca. “Nos proponía experimentos que derivaban en situaciones que ayudaban a conformar el personaje, para que el espectador, cuando vea la película, intuya cosas que no se cuentan”. Por su parte, Irene Vigüez ha abundado en esta idea: “Creamos una relación entre mi personaje y los de Javier y Patricia a través de juegos e improvisaciones”.

Por último, uno de los elementos más llamativos de la película está en la banda sonora, creada por la banda Vetusta Morla. Uno de sus miembros, Guille Galván, ha contado su papel en el proyecto: “Fue un reto gigante para nosotros porque habíamos tenido alguna propuesta anterior pero hasta ahora nunca habíamos visto que pudiéramos aportar lo que sí vimos que podíamos hacer con La hija. Sentimos que podíamos ser parte del proceso creativo. Manolo dejó en nuestro tejado la petición de una banda sonora que no jugara con las emociones, subrayando lo obvio, si no que jugara a la contra y naciera de los propios sonidos de la película. Eso nos resultó emocionante, porque nos situaba ante algo nuevo para nosotros. Lo primero fue construir una orquesta con instrumentos que no existían: el motor de un coche, el viento, el río, o los sonidos del paisaje, que es un personaje más. Y con su trabajo, las actrices y los actores se convirtieron, casi, en nuestros cantantes, dirigiendo cada pasaje, cada canción, y ahí nos apoyamos. Hicimos un trabajo muy intuitivo, eligiendo de qué manera podíamos ir acompañando esa caída moral de los personajes que intentan acabar con una injusticia cometiendo otra mucho peor. Y la música ayuda a entender las posiciones de los personajes”.

Las localizaciones, en la Sierra de Jaén, se convierten en algo fundamental para La hija. Al respecto, Manuel Martín Cuenca ha explicado que siempre tuvo el paisaje jienense como escenario del filme. “Desde el principio, de forma orgánica, pensé en Jaén por una cuestión de intuición, de fe. Había estado de colonias de pequeño, y no había vuelto en 40 años. Durante una semana, recorrí el territorio con el coguionista, Alejandro Hernández, pensando en cómo reescribiríamos el guión. El paisaje está en el ADN de la películas y nunca escribo sin conocer el lugar donde imagino que puede suceder el relato, nunca imagino historias en abstracto. El paisaje se convierte en parte de la narrativa, y representa el estado anímico, el retrato psicológico interior, de los personajes. Para mí es imprescindible viajar a esas localizaciones, tal y como yo entiendo el cine: no hay nada más hermoso, es un privilegio conocer esos entornos, el cine es un espacio de transformación espiritual y esos viajes forman parte de ello. Soy un artesano, me siento un artesano, en todo caso el jefe artesano de los artesanos que hacen una película”.