Oskar y Alejandro
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Alegría y Salgado: dos viajes personales

 

En el apartado de Las Nuevas Olas No Ficción, el periodista y director del Festival Punto de Vista, Oskar Alegría (Pamplona, 1973) ha dado a conocer algunos detalles del rodaje de su último trabajo ‘Zumiriki’, una historia que remite rápidamente a referentes tan importantes como el testimonio de Thoreau en ‘Walden’.

“Me encontraba viviendo en un espacio reducido, una pequeña cabaña con solo una ventana, que en realidad era un espejo, y donde sabía que el viaje que iba a recorrer era interior”. Para este tipo de experiencias “nunca viajas solo, siempre te acompaña toda la carne y los huesos que habitan en tus recuerdos”, ha indicado el navarro. En ese imaginario personal se encuentra el euskera, de hecho ‘Zumiriki’ significa “isla en el medio del río”. Este idioma le cautivó desde que de pequeño, “en los veranos en el río, descubrí que mi tío hablaba en Euskera en la orilla contraria con un hombre con pinta salvaje que a mí fe fascinó e hizo que conectara esa lengua”.

En el caso del cineasta Alejandro Salgado (Los Palacios, Sevilla, 1982), su película 'Barzakh' “más que un viaje, es un deambular con el litoral de Melilla como escenario”. En árabe, la palabra' barzaj' significa un estado intermedio entre dos cosas y en el Corán es el intervalo entre la muerte y el día del juicio final. Precisamente, el limbo de una noche, frente a un horizonte marítimo incierto, un grupo de jóvenes, designados como “menas”, esperan en Melilla el momento de alcanzar Europa. Salgado ha querido citar también especialmente a uno de sus referentes en el filme. “El cuento de Borges ‘El inmortal’, con tanto detalle en la descripción, ha sido un referente constante para elaborar el imaginario visual”, ha declarado.

Para rodar 'Zumiriki', Alegría se fue cuatro meses solo a los bosques, en busca de un reconexión con sus raíces y con la naturaleza. Un Crusoe náufrago de la “zumiriki” del título, que significa en euskera 'isla en medio de un río', en la que que el director espera entre pequeños rituales, descubrimientos, recuerdos y un particular sentido del humor. Un imaginativo e inspirador film para repensar la vida que fue recibido con una ovación en Venecia.

Por su parte, Salgado, con un grupo de jóvenes (menores extranjeros no acompañados), que esperan en Melilla el momento de alcanzar europa. En su película, el director sevillano muestra una colección de momentos electrizados por la esperanza, los tiempos muertos (entre la añoranza y el futuro) de unos jóvenes de libertad indomable a los que el sevillano Alejandro Salgado (Bolingo, el bosque del amor) retrata con una rara mezcla de verdad y poesía.