LOS INOCENTES, DE GUILLERMO BENET
“Todo fue muy rápido, no recuerdo bien lo que pasó”. Eso es lo que seis personas tienen en la cabeza en el transcurso de una noche aciaga en la que sus vidas quedan unidas por un escabroso incidente. Un puzzle que se va reconstruyendo a través de la visión subjetiva y las acciones de cada uno durante esa noche, que parecía ser una noche de copas cualquiera. Gente del “bando” supuestamente correcto, hijos del 15-M que se ven envueltos en una cuestión ética que les queda grande y que deja al descubierto la trinchera de individualidad en la que vivimos (y queremos seguir viviendo) acomodados. Una ópera prima libre y arriesgada (en más de un sentido) en premiere mundial.
LOS INOCENTES
Nota del director
Cuando empezamos a escribir ‘Los inocentes’ buscábamos entender cómo se comporta el ser humano ante un dilema moral como el que plantea la película. Hicimos el ejercicio de colocar a nuestros amigos y a nosotros mismos en la posición de los personajes y empezamos a lanzarles preguntas. ¿Por qué lo hice? ¿En qué estado de violencia y ansiedad me encontraba? ¿A qué le tengo miedo? ¿Qué pensará mi familia? ¿Quién me vio? ¿Confío en mis amigos? ¿Podré vivir con esto encima? ¿Volverá la vida a la normalidad? ¿He sido siempre así de cobarde? A medida que íbamos profundizando en cada una de estas preguntas, los personajes se iban perfilando cada vez más. Nos dimos cuenta de que a veces las respuestas que hallábamos para cada uno de ellos eran opuestas y, sin embargo, detrás de cada una de ellas había una verdad que había que respetar. En ese momento comprendimos que la película tenía una naturaleza poliédrica y que su tiempo era la suma de los tiempos irreconciliables de cada uno de sus personajes. Quizá detrás del conjunto haya un retrato generacional, ahora mismo creo que eso solo lo podrá decir el tiempo. Nuestra intención al principio era entendernos a nosotros mismos y al mundo que nos rodea.
Las primeras imágenes que me vinieron a la mente trabajando en la película fueron unas fotografías recopiladas por ArneSvenson en un libro llamado ‘Prisoners’. Estas fotografías son retratos de prisioneros de finales del siglo XIX que el fotógrafo encontraba en mercadillos. En todas ellas los personajes aparecen retratados doblemente, un plano frontal y otro de perfil. Todas llevan escrito a mano el nombre sobre el rostro y en muchas de ellas aparece también el delito. Me pareció ver en aquellas imágenes la representación perfecta de la culpabilidad. Pero cuanto más miraba a aquellas personas, más solas sentía que estaban. Había algo en su mirada, en la composición de los planos, en la naturaleza de las fotografías, en su nombre grabado sobre su rostro, que me llevaba hacia la soledad. Creo que el ser humano está obligado a vivir una parte de su vida solo, que por mucho que nos comuniquemos, que construyamos una sociedad o una comunidad, por mucho que estemos acompañados toda la vida, siempre volvemos a nuestra voz interior, con ella pasamos la mayor parte del tiempo y con ella tomamos las decisiones más importantes. Es nuestro refugio y es nuestra condena. Creo que esa soledad es el corazón de ‘Los inocentes’ y todas las decisiones formales que hemos tomado buscan definirla: los retratos, el formato 1:1, la utilización del fuera de campo, el diseño de sonido…
Para mí, ‘Los inocentes’ es un atentado contra la idea de verdad con la que hemos crecido. Ésta es una verdad elaborada por la sociedad que se presenta ante nosotros como inviolable e inmaculada. Nos pasamos media vida detrás de ella y cuando creemos encontrarla y la confrontamos a la verdad que han encontrado los demás se deshace en un suspiro. Tengo la convicción de que, al haber vivido todos pasados distintos, quizá nunca nos pondremos de acuerdo. El presente, con toda su verdad, no es más que un espejismo.
Guillermo Benet
Fotografías de LOS INOCENTES

GUILLERMO BENET
Madrid, 1984. Es graduado en comunicación audiovisual por la UCM y diplomado en guión por la Escuela de Cine y Audiovisual de la Comunidad de Madrid (ECAM). En 2013 fundó la productora VERMUT junto a Rafa Alberola, colectivo que ha despuntado dentro del panorama internacional con cortometrajes como Pueblo, Septiembre, Les vimos reír y creímos que era de felicidad, Los inocentes y Arenal. Benet ha escrito y dirigido los cortometrajes Kisses, Les vimos reír y creímos que era de felicidad y Está amaneciendo. En 2018 su cortometraje Los Inocentes ganó el premio a la mejor película y al mejor guión en La semana del corto de la Comunidad de Madrid. En la actualidad está escribiendo el largometraje El cielo en la tierra dirigido por Maria Antón Cabot, y forma parte del equipo de escritores de la serie ¿Hablas miedo?, producida por La Sonora para Amazon. Los inocentes es su primer largometraje.