Jóvenes Programadores Moving Cinema - Sesión 1 y 2
Hay algo del primer día de cole en este sábado de octubre. Camino al punto de encuentro, veo a gente pasear por la Alameda bajo el sol. Míralos, qué tranquilos. No saben que me muero de nervios; tampoco que, tras esta apariencia de mujer segura y pasos firmes, se está produciendo un ardiente debate sobre si pareceré interesante o si por el contrario todo el mundo pensará qué hace esta aquí. Cuánto me equivocaba, está claro que olvidaba que las quince personas con las que iba a encontrarme minutos después, tienen en común conmigo que el cine es parte de su vida. Si el cine es parte de la vida de una o de uno, hay implícitos otros muchos aspectos que tienen que ver con la sensibilidad y con la mirada limpia y predispuesta a la belleza, a encontrar en el otro algo propio.
Lo que éramos cuatro mujeres nerviosas y sonrientes, se convierte rápidamente y como siguiendo el tic tac de un reloj, en un círculo formado por dieciséis jóvenes repitiendo nuestros nombres y dejando claro que un segundo después ya no nos acordábamos de ninguno de ellos. La sexta ronda de nombres queda interrumpida con la llegada de Tatiana, nuestra coordinadora, que nos invita a pasar al interior del teatro para darnos la bienvenida con una sonrisa que nos contagia a todos de ilusión. Ya no existen nervios, tan solo un pequeño destello que ahora se ve contaminado casi por completo por unas ganas enormes de reír y de escuchar las ocurrencias de unos y de otros. Hemos venido a conocer historias, pero en esta primera parte del primer día, estas historias no tienen formato audiovisual sino humano; y yo me muero por saber todo de cada uno de ellos. Cuáles son nuestras películas favoritas, aquellas que nos han cambiado la vida; qué música escuchamos, de qué lugar del mundo venimos… ¡Recalco lo del mundo porque algunas hasta aviones han cogido por estar hoy aquí!
Tras la presentación, entramos en la sala para encontrar en nuestros asientos las bolsas que nos van a acompañar durante todos estos días siendo Jóvenes Programadores. ¡Con cremallera!, exclaman algunos ilusionados. Foto de grupo, alguna anécdota sobre parecidos con famosos y comienza la primera proyección. Tan simple, como profunda; hemos usado todo el tiempo la palabra “orgánica” para referirnos a esta película que convierte lo emocional de la naturaleza en un personaje más que dialoga con el protagonista. Una historia sobre un duelo, pero también sobre resiliencia y ternura; sobre sumergirse en aquello de lo que se escapa para sanar. Sin duda ha sido un buen comienzo.
Dos horas después y tras habernos compartido entre todos nuestros perfiles de Letterboxd (supongo que así es como interaccionamos los jóvenes cinéfilos de hoy) nos sumergimos en una nueva historia, tan lejana en lo geográfico como en la forma de entender el tiempo y su paso. Nos debatimos entre la ficción y el documental y alimenta el surgimiento de mil preguntas acerca de su dirección y su rodaje. A través de ella, volvemos al origen, a los problemas reales que poco tienen que ver con los likes y mucho con la vida, la familia y la trascendencia.
Terminamos la sesión con la cabeza llena de ideas y dudas, ilusionados por lo que viene y expectantes ante estos días de convivencia, debates, escucha, y por supuesto, mucho cine.
¡Qué lugar más seguro; qué buen día!
Mara Ruiz Mejías.