Un día Lobo López © José Antonio de Lamadrid
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Kiko Veneno: “Hacer ‘Échate un cantecito’ fue como salir de Alcatraz”

El Teatro Lope de Vega acoge este miércoles el estreno absoluto de ‘Un día Lobo López’, un documental de Alejandro G. Salgado sobre el proceso de creación del disco ‘Échate un cantecito’, un clásico de la música popular española

 

El Festival de Sevilla acoge esta tarde en el Teatro Lope de Vega el estreno absoluto de Un día Lobo López, un documental sobre Kiko Veneno dirigido por Alejandro G. Salgado y que compite en Las Nuevas Olas No Ficción. Antes de este primer pase, en rueda de prensa en el hotel Sevilla Center, sede del festival, los responsables del film y su protagonista, presentados por el director del festival, José Luis Cienfuegos, han explicado en un encuentro con la prensa los pormenores del proyecto, que supone una inmersión en la vida y el universo artístico de Kiko Veneno tomando como punto de partida la grabación de su disco más emblemático, Échate un cantecito. 

Es una de las películas que llevamos en el corazón este año”, ha comenzado Cienfuegos, que considera que Un día Lobo López, en muchos aspectos, ofrece un enfoque “inédito en la historia del documental español, ya que no sólo habla de música, sino que fundamentalmente consiste en mostrar cómo se construye un disco, lo que hace que la música en sí misma sea otra protagonista” junto al propio Kiko Veneno.

“Para nosotros era muy importante poder estrenar la película aquí, y además hacerlo dentro de una sección competitiva. Es un regalazo”, ha afirmado el director de la película. “Queríamos hacer convivir un trocito de la vida de Kiko, un trocito, además, crucial y decisivo en su vida, con otro trocito de Sevilla, también determinante, el que tiene que ver con la transformación que experimentó la ciudad en los años previos a la Exposición Universal del 92. Luego, en el transcurso del rodaje y principalmente durante el montaje, el equipo y yo empezamos a intentar llevarnos todos esos mimbres a un terreno en el que nos sintiéramos más cómodos, con más riesgo formal. Sobre todo, queríamos desprendernos de los clichés de tantos documentales musicales. Y al final nos acabamos reliando”, ha añadido entre risas Salgado. 

“Kiko fue muy generoso desde el principio. Además, tenía muy claro dónde estaba la historia, en esos años en los que estaba preparando el Cantecito”, ha dicho Salgado antes de cederle la palabra al músico: “Para mí ese disco era como salir de Alcatraz. Yo tenía que dar el golpe de mi vida, y más me valía que saliera bien. Tenía que hacerlo mejor que bien para no volver a la prisión, que era la imposibilidad de vivir de la música”, ha contado Kiko Veneno, cuyo renacimiento creativo captura precisamente el documental, centrado en el periodo 1989-1993, durante el cual el cantante, guitarrista y compositor se dio una última oportunidad para vivir de la música antes de tirar la toalla, después de haber materializado con Veneno, en la segunda mitad de los años 70, uno de los proyectos más visionarios de aquella época y tras haber caído luego en una dura travesía del desierto llena de tropiezos artísticos y frustraciones personales. 

Kiko Veneno, Alejandro G. Salgado, José Luis Cienfuegos © Lolo Vasco

Kiko Veneno, Alejandro G. Salgado, José Luis Cienfuegos © Lolo Vasco

“Lo único que le dije a Alejandro al principio –ha explicado el compositor e intérprete– es que no quería uno de esos documentales en los que la gente está hablando todo el tiempo. Quería acción, movimiento y mucha música. A partir de ahí, yo me he limitado a estar disponible, porque además siempre he admirado mucho el mundo del cine”. La película, en efecto rebosante de música, y de músicos que acompañados de sus respectivos instrumentos comparten la pasión y las trastiendas de su oficio, muestra cómo las diez canciones que componen el clásico Échate un cantecito fueron emergiendo y cobrando forma. “Teníamos muy claro que queríamos hacer una película musical, no sólo hablar de música. Y luego, cuando empezamos a rodar, nos dimos cuenta de que plantear el documental con esa premisa nos daba muchísimas posibilidades para jugar filmicamente”, ha explicado Salgado.

Se ha referido así el cineasta sevillano al minucioso trabajo de montaje sobre el que se erige Un día Lobo López y a su atrevido planteamiento formal, en un formato de doble pantalla, creando así dos ventanas en las que se encuadran imágenes que confrontan el pasado con el presente. Un ejercicio de diálogo entre dos tiempos que el propio Kiko Veneno ha realizado en su fuero interno. En esa salida del particular hoyo en el que se encontraba a finales de los años 80 el artista fue fundamental el respaldo y la confianza que le inyectó Santiago Auserón, otra figura fundamental de la música popular española de las últimas décadas, primero siendo parte de Radio Futura, más tarde con su proyecto personal Juan Perro y hasta hoy como agudo y lúcido ensayista.

“Construimos el disco con mucha parsimonia, con mucha exactitud, aunque a veces se piensa que en la música todo sale un poco improvisado. Me sigue asombrando la facilidad con la que ese disco viaja por el tiempo, lo que quiere decir que se ha convertido en un clásico. Hoy me sigue asombrando cómo todos nosotros, el equipo de músicos y de sonidistas, logramos construir una cosa tan clásica y tan certera. En aquel momento no éramos conscientes, pensábamos que estábamos haciendo un disco más. Hacer el documental me ha servido para darme cuenta de hasta qué punto los pilares de ese álbum eran firmes”.