Sóc vertical però m’agradaria ser horitzontal
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‘SÓC VERTICAL PERÒ M’AGRADARIA SER HORITZONTAL’, CUANDO SYLVIA PLATH ENCONTRÓ A BELÉN ESTEBAN

¿Qué pasaría si, en un caprichoso salto espacio-tiempo, la poeta norteamericana Sylvia Plath y la estrella mediática Belén Esteban, aka la princesa del pueblo, hubieran cruzado sus caminos en las calles de Benidorm? Pura ciencia-ficción, o no tanto, la de una pregunta que encuentra respuestas en Sóc vertical però m’agradaria ser horitzontal, el segundo trabajo como directora de María Antón Cabot, una de las propuestas más sugerentes de la sección Las Nuevas Olas. No es la primera vez que la cineasta presenta una película en el Festival de Sevilla: en 2018 se llevó el premio DeLuxe tras proyectar Pico 3, su ópera prima, en la sección Revoluciones Permanentes.

Sóc vertical però m’agradaria ser horitzontal comienza su andadura en verano de 1956, en Benidorm, entre campos de naranjos y el sonido de una canción popular (Ramonet, si vas a l’hort, porta figues i albercocs) que interpreta una niña lugareña con su xirimita. Enseguida nos encontraremos con una de las dos protagonistas del film, la escritora estadounidense Sylvia Plath, que pasa su luna de miel en tierras levantinas (un hecho histórico recogido por escritos de la propia poeta). Poco después, Plath viajará en el tiempo hasta nuestros días sin saber cómo, tampoco importa demasiado, para cruzar su camino con el de una mujer en la playa. “¿A qué me dedico? Soy famosa”, explica a una atónita Plath su interlocutora. De ella sabemos que se llama Belén, protagoniza portadas de revistas del corazón y sale en televisión. En la película, están interpretadas por la australiana Odette Galbally y por Ruth Gabriel.

De ese encuentro casi marciano, que nos permite descubrir lo mucho que pueden tener en común dos personas aparentemente antagónicas, hablamos con María Antón Cabot, directora pero también montadora (ejerce esa tarea en otra de las películas presentes en el Festival de Sevilla, H), que empezó como miembro del colectivo lacasinegra (con el grupo presentó en el certamen hispalense Pas a Geneve, en 2014), y que sigue colaborando con sus socios de siempre. Nos lo cuenta en esta entrevista.

María Antón Cabot

¿Cómo se te ocurre un encuentro tan marciano entre dos mujeres a las que difícilmente nadie hubiera pensado en unir?

Es una manera de jugar con el imaginario de mi ciudad, no hay mejor manera para contar la historia de un pueblo que a través de las personas que han relatado cómo era el lugar. Son escasos los personajes destacados que han pisado Benidorm. Conocía desde hacía años la historia de Sylvia Plath por un profesor que tenía en el instituto, Pasqual Almiñana. En 2007 hizo un estudio en profundidad de los días que pasó en Benidorm, y desde ahí nos enteramos todos. Por otra parte a Belén Esteban la he visto por allí a lo largo de los años, y siempre ha defendido la ciudad en cualquier medio de comunicación. De alguna manera siempre han estado presentes en Benidorm, yo solo decidí unir sus historias. Se lo conté a mis compañeros de productora, DVEIN FILMS, y me dijeron que sí, que les parecía una idea muy buena, así que luego simplemente nos cargamos de razones para llevarla a cabo.

Las protagonistas son dos mujeres que tienen en común historias de desamor y una fachada que apenas deja ver lo que tienen en su interior. ¿Estás de acuerdo?

Las dos tienen mucho en común, son muy buenas en su parte confesional, consiguen comunicarse con los otros de una manera pura. Hablan de las miserias, de la pérdida, del rechazo, de la opresión, las envidias, de las alegrías y las penas, son esas cosas que a mí me cuesta mucho contar y por la que tanta gente se ha identificado con ellas. Solo les puedo dar las gracias. Es más, Belén es un portento contando su vida. Puedes escucharla en cualquier programa de televisión a lo largo de los años. O en la biografía que tiene que se llama Ambiciones y reflexiones, que es muy divertida, sincera y tierna.

Creo que Sóc vertical però m'agradaria ser horitzontal es un título sacado de uno de los poemas de Sylvia Plath. ¿Qué te inspiró y qué crees que puede inspirar a los demás?

Sí, es un título sacado de un poema de Sylvia pero con una traducción mía un poco libre. Es un verso sobre la vida y deseo el deseo de descansar, o morir. Visualmente esta relación me parecía que encajaba perfectamente no solo con el trasfondo de la película, sino también con el paisaje, con los edificios verticales y los cuerpos tumbados descansando en la arena. La película es la historia de dos mujeres y, en paralelo, la de la ciudad. Sylvia fue a Benidorm de luna de miel en 1956, justo el año en que se aprobó el plan urbanístico que convirtió el pueblo en la ciudad de rascacielos y turismo que es hoy. Los sueños de aquel entonces llegan hasta hoy.

La película dura 39 minutos, un formato un tanto extraño, ni corto ni largo. ¿Cómo encaja esa duración cuando piensas en su distribución? 

Sé que es un formato extraño, pero desde que rodamos sabíamos que iba a tener esa duración. Era un cuento con el que queríamos que se llegara a las personas y que hubiera una parte que sugiriera en vez de que cerrara todas las posibles soluciones. Queríamos que la sensación se quedara un poco en el aire. 40 minutos era la duración perfecta para desarrollar esta sensación. Aunque la industria parece darle la espalda a este formato queríamos lanzarla así por varias razones. Se lo comentamos a Marvin & Wayne y les pareció una idea estupenda. Es más, es un formato que desde hace tiempo apoyan. Se suele hablar mucho de él. Almodóvar no hace mucho lo hizo con La voz humana. En un momento en que los públicos y las formas de ver cine, el mediometraje puede tener su espacio. Es casi como un episodio de una serie. Vas al cine y luego a tomar algo y a hablar sobre ella. O incluso se podría acompañar con algún corto o medio de otro director/a que dialogue bien. Son formatos que se quedan en festivales y no tienen una salida comercial. Hoy en día, por el tipo de consumo que hacemos, creo que una duración ligera puede ser apetecible e incluso puede hacer sesiones muy interesantes. Estamos en un momento de crisis y solo saldremos de ella si probamos algo nuevo.

Empezaste haciendo cine formando parte del colectivo lacasinegra. ¿Qué diferencias dirías que hay respecto a tus proyectos en solitario?

Pues empezamos haciendo cine en colectivo, esa fue nuestra escuela de cine. Yo si quieres que te diga la verdad, no noto la diferencia. Sigo trabajando con Gabriel Azorín y Carlos Pardo Ros. Y aunque cada uno firmemos nuestros proyectos, porque a cada uno le surge una idea o una pulsión diferente, estamos completamente implicados en los proyectos de los otros. Ahora la productora es DVEIN Films, y en la familia ha entrado más gente. Como Teo Guillem con el que Carlos ya trabajaba en colectivo. Y queremos implicarnos en proyectos que vayamos encontrando y que encajen en nuestra froma de producir. Los proyectos se vertebran a partir de la productora, pero seguimos trabajando completamente igual. Ahora presentamos en Sevilla tanto H como Sóc vertical però m'agradaria ser horitzontal. Y este año próximo rodaremos Anoche conquisté Tebas, de Gabriel Azorín, que es nuestro primer largometraje de ficción.

Y al hilo de las pulsiones, ¿qué te interesa a la hora de lanzarte con un proyecto?

Suele nacer de un interés genuino, de una curiosidad innata, y luego de hablarlo y trabajarlo con mis compañeros, con ellos crecen las ideas. Hasta el punto de que dejan de ser mías. Parece una locura pero se convierten en entes vivos que nos van indicando el camino. Se crea algo que te acaba sorprendiendo a ti misma, aunque siempre reconozcas cosas de tu personalidad, se acaban creando tonos, atmósferas, lugares inéditos que no son tan habituales.

No es tu primera vez en el Festival de Sevilla...

Es un festival muy cercano, que mima y cuida la programación. Cuando llegas te sientes completamente acompañado. Y algo que cuesta tanto hacer, algo a lo que dedicas tanto tiempo, necesitas que lo cuiden y le den visibilidad. Además siento que hay muchas películas afines que me apetece mucho ver y que entiendo que forman parte de una manera de hacer y pensar el cine. El Festival de Sevilla siempre apuesta por propuestas que realmente cambian los modos de ver.